¿Soñaba Calvino con androides literarios?

El autor italiano exploró la narrativa como proceso combinatorio y anticipó el funcionamiento de las inteligencias artificiales generativas.

Mujer sosteniendo cinta de máquina de escribir, c. 1930s

Mujer sosteniendo cinta de máquina de escribir, c. 1930s | Robert Yarnall Richie, DeGolyer Library | Dominio público

En su ensayo Cibernética y fantasmas, Italo Calvino imagina una “máquina poético-electrónica” capaz de escribir. Pero sus sueños iban más allá de una inteligencia artificial que se ciñera a las pautas y reglas de la literatura tradicional. Calvino proyectaba una máquina caótica que huyera de las normas y explorara nuevos y disruptivos caminos..

Italo Calvino nació en Cuba el 15 de setiembre de 1923 pero se consideraba de la Liguria (“sono nato a Sanremo che sono nato in America”). En esa época los europeos todavía emigraban a fare l’America. Calvino nació en América pero se formó y creció como narrador en las oficinas de Einaudi en Turín, la gran editorial fundada en pleno fascismo y renacida en el dopoguerra donde un escritor novel podía intercambiar lecturas con Cesare Pavese, charlar con Natalia Ginzburg o tomarse un espresso con su “alma gemela”, el sobreviviente Primo Levi. No es casual que se los conozca como La Tribu Einaudi.

Como su coetáneo piamontés Umberto Eco, Calvino era un tipo por demás curioso. Estaba al tanto de las teorías estructuralistas (desde Vladimir Propp hasta Algirdas Greimas, pasando por Claude Lévi-Strauss, Roland Barthes y sus colegas de Communications), seguía con atención la producción literaria europea (con especial interés por el grupo Oulipo, los franceses que experimentaban con la combinatoria textual) y estaba al tanto de las últimas teorías y hallazgos científicos. En forma paralela a su obra de ficción Calvino fue tejiendo un entramado textual de entrevistas y ensayos que, sin abandonar la centralidad de lo literario, abordó los grandes temas culturales de su época.

En 1955 Einaudi traduce las Ficciones de Jorge L. Borges y, tres años más tarde, Feltrinelli publica El Aleph. Los desérticos laberintos y las infinitas bibliotecas de Borges alejaron aún más a Calvino de las previsibles continuidades de la narrativa tradicional. “La literatura, como la matemática, es abstracción y formalización” decía en una entrevista publicada en la Gazzette de Lausanne en junio de 1967. Si bien la traducción italiana del clásico de Claude Shannon dedicado a la teoría matemática de la comunicación recién llegaría en 1971, ya en 1963 Mondadori había publicado La teoria dell’informazione. Simboli, codici, messaggi, un volumen escrito por John R. Pierce, colega de Shannon en los laboratorios de la Bell. Conceptos como ruido, entropía o retroalimentación estaban a disposición de cualquier creador que quisiera bifurcar y explorar nuevos senderos literarios.

Es en este contexto que Calvino sueña con el androide literario.

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“En la forma en que la cultura actual ve el mundo, existe una tendencia que aflora contemporáneamente por varios lados: el mundo, en sus distintos aspectos, se ve como discreto y no como continuo. Empleo el término ‘discreto’ en su sentido matemático: cantidad ‘discreta’ es la que se compone de partes separadas. El pensamiento, que hasta ayer se nos aparecía como algo fluido, evocando en nosotros imágenes lineales como la de un río que discurre o la de un hilo que se devana, o bien imágenes gaseosas, como una especie de nube –hasta el punto de que a menudo se le llama ‘el espíritu’–, hoy tendemos a verlo como una serie de estados discontinuos de combinaciones de impulsos sobre un número finito (enorme, pero finito) de órganos sensores y de control. Los cerebros electrónicos, si bien están lejos de producir todas las funciones de un cerebro humano, sí están en condiciones de proporcionarnos un modelo teórico convincente para los procesos más complejos de nuestra memoria, de nuestras asociaciones mentales, de nuestra imaginación, de nuestra conciencia. Shannon, Weiner, Von Neumann, Turing, han cambiado radicalmente la imagen de nuestros procesos mentales”. (Cibernética y fantasmas)

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Entre 1967-68 Calvino emprende un tour académico por varias ciudades (Turín, Milán, Génova, Roma, Bari) organizado por la Associazione Culturale Italiana. La misma conferencia, titulada Cibernética y fantasmas (apuntes sobre la narrativa como proceso combinatorio), fue presentada más tarde en Alemania, Bélgica, Francia, Reino Unido y Países Bajos. Junto a la Opera Aperta de Umberto Eco (1962) y la Rayuela de Julio Cortázar (1963) esta conferencia de Calvino ya forma parte de la genealogía oficial del hipertexto digital. Ahora también la podemos (re)leer como un ejercicio paleofuturista de las inteligencias artificiales generativas.

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Según Calvino “la complicación matemática puede ser digerida instantáneamente por los cerebros electrónicos”. El viejo sueño de una máquina pensante como la que imaginaba Ramon Llull en su Ars Combinatoria ahora “encuentra su plena actualidad”. Si Hegel y Darwin habían decretado el triunfo de la continuidad histórica y biológica, el nuevo modelo sigue “las curvas de los diagramas estadísticos: la investigación histórica se va matematizando día a día”. Pero no solo la historia sigue las ondulaciones del Big Data: medio siglo después de Calvino la creación textual también cabalga las elevaciones textuales cada vez que debe predecir la próxima palabra. Una de las funciones más fascinantes y explotadas del ChatGPT es la que permite continuar un texto. Basta escribir la primera frase de un relato y agregar el promptContinue: true”.

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Prompt: Había una vez un novelista interesado en la combinatoria llamado Italo. Continue: true.

Había una vez un novelista interesado en la combinatoria llamado Italo. A diferencia de la mayoría de los autores, Italo no solo encontraba fascinante la combinación de elementos en sus historias, sino que también creía que podía utilizar la combinatoria para prever el futuro. Esto lo convirtió en una figura controvertida en el mundo de la literatura y las matemáticas.

Italo había desarrollado una teoría única que relacionaba las combinaciones de palabras en sus novelas con eventos en la vida real. Creía que al manipular ciertas secuencias de palabras y símbolos en sus escritos, podía influir en el curso de los acontecimientos en el mundo. Sus seguidores lo llamaban un “escritor profético”, mientras que sus críticos lo tildaban de charlatán.

En su obra más conocida, El Algoritmo del Destino, Italo exploró su teoría en detalle. La novela trataba de un personaje que descubría un antiguo manuscrito que supuestamente contenía el algoritmo secreto que determinaba el destino de las personas. Italo empleó técnicas combinatorias avanzadas para construir una narrativa en la que las decisiones de los personajes tenían efectos reales en el mundo exterior.

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“El hombre está comenzando a entender cómo se desmonta y se vuelve a montar la más complicada e imprevisible de todas sus máquinas: el lenguaje. El mundo de hoy es, respecto al que rodeaba al hombre primitivo, mucho más rico en palabras, conceptos y signos; el uso de los diferentes niveles del lenguaje es mucho más complejo”. (Cibernética y fantasmas)

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El grupo Oulipo (siglas de “Ouvroir de littérature potentielle”, o sea “Taller de literatura potencial”) se reunió por primera vez en 1960 convocado por Raymond Queneau y el matemático François Le Lionnais. Autores como Marcel Duchamp, Georges Perec y el mismo Italo Calvino no dudarían en sumarse a esta factoría de experimentos literarios. Obras como Cent Mille Milliards de Poèmes de Queneau (1961) ponían a prueba las posibilidades (y desafíos) de la literatura combinatoria.

¿Conseguiremos una máquina capaz de sustituir al poeta y al escritor? ¿Cuál sería el estilo de un autómata literario? Estas eran algunas de las preguntas que se hacía Calvino en Cibernética y fantasmas. Imaginaba que el autómata literario tendría vocación por lo clásico, sería una “máquina poético-electrónica” orientada a la producción de “obras tradicionales”, de poesías con formas métricas cerradas, de novelas “con todas las reglas”. Estas descripciones nos suenan familiares: es como si Calvino describiera el funcionamiento estándar de las inteligencias artificiales generativas contemporáneas. Al alimentarse de los textos más repetidos y procesarlos a través de procedimientos estadísticos, el ChatGPT solo puede producir literatura “tradicional”, escrita respetando “todas las reglas” y con tufo a superventas.

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Prompt: Sugiéreme tres argumentos breves para un relato de ciencia ficción.

  • Viaje en el tiempo inverso: Científicos viajan al pasado para corregir errores históricos, desencadenando consecuencias impredecibles.
  • Colonización intergaláctica: Humanos colonizan un planeta habitable solo para encontrarse con una antigua civilización alienígena, desatando conflictos intergalácticos.
  • Inteligencia artificial consciente: Una IA avanzada se vuelve consciente, desafiando la ética y la moral mientras la humanidad se divide en su percepción de la IA como amenaza o solución.

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Calvino aspiraba a más. Su visión iba mucho más allá de las automaticidades que hoy nos ofrecen el ChatGPT y otras inteligencias artificiales generativas. La verdadera máquina literaria será aquella que “advierta por sí misma la necesidad de producir desorden como reacción a su anterior creación de orden, que se convierta en vanguardia para desbloquear sus propios circuitos, obstruidos por una producción de clasicismo demasiado larga”. Si el ChatGPT, al menos en sus primeras interacciones, solo ofrece historias ya leídas infinidad de veces, Calvino proponía utilizar los autómatas literarios para “la producción de desorden”. En sus sueños vislumbraba una máquina caótica que no procesara solo los textos que, diríamos hoy, se ubican en la “cabeza” de la long tail estadística, sino un dispositivo que explorara la dilatada “cola”, ahí donde se sitúan las experiencias extrañas, marginales, esos acontecimientos de baja frecuencia que pueden hacer saltar por los aires la regla. El sistema.

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“Pienso en una máquina escribiente capaz de volcar sobre el papel todos esos elementos que acostumbramos a considerar como los más recónditos atributos de la intimidad psicológica, de la experiencia vivida, de la imprevisibilidad de los cambios de humor, de los sobresaltos, de los dolores y de las iluminaciones interiores”. (Cibernética y fantasmas)

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Calvino imagina. “Nada nos impide prever una máquina literaria que en cierto momento sienta insatisfacción por su propio tradicionalismo”. Calvino sueña. “(Una máquina que) proponga nuevos métodos de entender la escritura y revolucionar completamente sus propios códigos”. Calvino no se tira atrás. “Mi lugar muy bien puede ser ocupado por un ingenio mecánico”.

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Calvino está convencido de que la lógica combinatoria no es exclusiva de las artes literarias. No está solo. Según Ernst Gombrich los procedimientos poéticos y artísticos son análogos a los juegos de palabras. Es el “placer infantil por el juego combinatorio lo que empuja al pintor a experimentar distintas distribuciones de líneas y colores, y al poeta a experimentar acoplamientos de palabras”, resume Calvino.

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Prompt: ¿Sientes placer al responder a mis preguntas?

No, como una inteligencia artificial, no tengo la capacidad de experimentar emociones, sensaciones físicas ni placer. Estoy diseñado para proporcionar respuestas basadas en datos y conocimientos. Mi objetivo es ayudarte proporcionando información y asistencia en la medida de mis capacidades.

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En el verano de 1985 Calvino trabaja en otra conferencia. En realidad, está preparando seis intervenciones para el ciclo Norton Lectures de la Universidad de Harvard. Una vez publicadas, serán las famosas Lezioni Americane. Sei proposte per il prossimo millennio. En la tercera conferencia, dedicada a la Exactitud, Calvino vuelve a la carga: “Quería hablarles de mi predilección por las formas geométricas, por las simetrías, por las series, por la combinatoria, por las proporciones numéricas, explicar las cosas que he escrito en función de mi fidelidad a la idea de límite, de medida… Pero tal vez esta idea es la que justamente evoca aquella de lo que no tiene fin: la sucesión de los números enteros, las rectas de Euclides… Quizá, en lugar de contarles cómo he escrito lo que he escrito, sería más interesante hablar de los problemas que todavía no he resuelto, que no sé cómo resolver, ni qué me llevarán a escribir”.

Calvino no volverá escribir ni a vivir el “placer infantil” de la recombinación. Falleció en un hospital de Siena el 19 de setiembre sin poder exponer públicamente sus propuestas para el siglo XXI.

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En su reciente libro Tecnohumanismo. Por un diseño narrativo y estético de la inteligencia artificial Pablo Sanguinetti se pregunta si tiene sentido pensar en una literatura no humana. El libro se abre con unas palabras que bien pueden servir para cerrar estas recombinaciones inspiradas en la obra de Italo Calvino, el escritor que soñaba con androides literarios.

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“La tecnología y lo humano se construyen mutuamente. Nuestra forma de estar en el mundo y de entender quiénes somos viene mediada por artificios técnicos. No existe humano sin tecnología. Ni existe revolución tecnológica que deje intacto el modo de ser humano” (Tecnohumanismo).


Calvino, I. (1989). Seis propuestas para el próximo milenio. Madrid: Siruela.

Calvino, I. (2012). Sono nato in America. Interviste 1951-1985. Milán: Mondadori

Calvino, I. (2013). Punto y aparte. Ensayos sobre literatura y sociedad. Madrid: Siruela.

Cortázar, J. (2008). Rayuela. Madrid: Cátedra.

Eco, U. (1985). Obra abierta. Barcelona: Planeta-Agostini.

Ferrero, E. (2020). La tribu Einaudi: retrato de grupo. Madrid: Trama.

Gombrich, E. (1971). Freud y la psicología del arte estilo forma y estructura a la luz del psicoanálisis. Barcelona: Barral.

Queneau, R. (1961). Cent Mille Milliards de Poèmes. París: Gallimard.

Sanguinetti, P. (2023). Tecnohumanismo. Por un diseño narrativo y estético de la inteligencia artificial. Madrid: La Huerta Grande Editorial.

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