Yuk Hui: «Vivimos dentro de un sistema tecnológico gigante»

El filósofo hongkonés advoca por profundizar en la imaginación tecnológica que está al margen de la hegemonía capitalista y del colonialismo.

Charlamos con el filósofo Yuk Hui sobre el paso de la era industrial a la era cibernética, sobre la inutilidad de los discursos distópicos del presente y sobre la necesidad de apostar por una diversidad de pensamientos tecnológicos que logren hacer frente a la homogeneización del capitalismo.

«Quien sea que hable de “humanidad” está haciendo trampa». Yuk Hui inicia la conversación con esta advertencia que proviene de un parafraseo que alguna vez hizo Carl Schmitt de Pierre-Joseph Proudhon. Este enunciado es una muestra de la férrea actitud que Hui mantiene en contra de los discursos totalizadores de la modernidad. En cambio, para Hui, la íntima e inexorable relación que mantenemos con la tecnología solo puede ser pensada de manera fructífera si aceptamos que existe una multiplicidad de pensamientos tecnológicos localizados dentro de cosmologías particulares que garantizan su diversidad. Tal como no existe una sola humanidad, sino diversas humanidades, tampoco existe una sola tecnología, sino múltiples cosmotécnicas. Este es el proyecto filosófico que Hui ha desarrollado a lo largo de su relativamente corta pero prolífica carrera filosófica, la cual incluye obras como Sobre la existencia de los objetos digitales (Materia Oscura, 2023), Recursividad y contingencia (Caja Negra, 2022), Art and Cosmotechnics o su compilación de artículos Fragmentar el futuro (Caja Negra, 2020).

Hui es un caso un tanto anómalo en la historia de la filosofía de la técnica. A diferencia de la infame división entre dos tipos de filosofías de la técnica que propuso Carl Mitcham a finales de la década de los ochenta, es decir, una filosofía de corte más ingenieril y otra más humanista, Hui estudió primero Ingeniería de sistemas para eventualmente doctorarse en Filosofía bajo la supervisión de su mentor, Bernard Stiegler. Esta condición, que trasciende ambas disciplinas, le permite ofrecer una mirada informada en torno a nuestra condición contemporánea hipertecnificada.

Lo que define nuestra condición tecnológica en el presente es el desarrollo y extensión de las tecnologías cibernéticas. Si el salto tecnológico que sucedió durante la Revolución Industrial se caracterizó por la introducción de la automatización, en nuestra época ya no solo contamos con tecnologías automatizadas, sino con tecnologías que son capaces de autorregularse y de mantener una relación más abierta con su entorno, es decir, de ser más autónomas. No solo eso, sino que este entramado tecnológico conforma, ahora más que nunca, el mundo dentro del cual vivimos. Hui hace un eco a Jacques Ellul: «Vivimos dentro de un sistema tecnológico gigante».

Yuk Hui y Jorge Carrión | Una revolución de las ideas

No obstante, esta condición está dominada por una lógica capitalista que homogeneiza nuestra relación con la tecnología. Lo anterior se expresa en la adopción de los discursos utópicos o distópicos que tanto les gusta reproducir a los medios de comunicación, que esbozan una serie de futuros idílicos o catastróficos que parecen sacados de la ciencia ficción. «Parece que vivimos en los tiempos de la ciencia ficción. Hablamos de la dominación de la inteligencia artificial o del desempleo masivo. Mucha gente intenta entender nuestro futuro a través de la ciencia ficción. Eso me parece muy inquietante. Yo soy un gran fan de la ciencia ficción, pero creo que esto es problemático porque evita que podamos analizar concretamente nuestra situación». Así como Gilbert Simondon –autor fundamental para entender la filosofía de Hui– se opuso al imaginario del robot en la introducción de su libro El modo de existencia de los objetos técnicos (Prometeo, 2007), Hui rechaza el imaginario catastrófico que acompaña a la automatización tecnológica o a la inteligencia artificial. En contraste, debemos desarrollar una nueva crítica de la política económica que señale en particular las problemáticas tecnológicas del presente para entender las nuevas formas de alienación que trae consigo la tecnología contemporánea.

Para Hui, de lo que se trata es de profundizar en la imaginación tecnológica que está al margen de la hegemonía capitalista y del colonialismo: formas localizadas y enraizadas en las relaciones particulares que cada cultura ha mantenido históricamente con sus propios despliegues tecnológicos. «Tenemos que aceptar que existe una multiplicidad de pensamientos tecnológicos. El proceso de modernización ha sido una forma de colonización. La modernización implicó una homogeneización del conocimiento y de las cosmovisiones». Tenemos la impresión de que la tecnología es universal, pero fallamos en entender la tecnología en los mismos términos de multinaturalismo del que hablan antropólogos como Eduardo Viveiros de Castro o Philippe Descola. Lo anterior implica localizar el pensamiento tecnológico, de ahí la importancia de sus conceptos de cosmotécnica y tecnodiversidad. «Si pensamos la multiplicidad de la tecnología en distintas tradiciones filosóficas, podemos ver que la tecnología tiene una relación diferente con el pensamiento estético, con el pensamiento filosófico o con el pensamiento religioso». Pero esto no supone un regreso a las formas premodernas o precapitalistas de la tecnología, como intentan proponer algunos románticos trasnochados, lo cual de entrada sería imposible, sino reencuadrar nuestra condición tecnológica, fracturarla y diversificarla.

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