En los últimos años hemos podido observar en la web el surgimiento del documental interactivo, un subgénero del documental a medio camino entre la praxis documental y el diseño de interactivos. Está centrando la atención de autores, festivales, productoras y cadenas europeas. A finales del mes de mayo, se celebró en Barcelona una jornada dedicada exclusivamente a esta tipología de proyectos dentro del festival de documentales DocsBarcelona. Destacaban aquellos proyectos concebidos con una voluntad de cambio social. Estas nuevas narraciones documentales interactivas plantean situaciones de participación y colaboración ciudadana que pueden aportar nuevas estrategias para el empoderamiento social.
Alma, hija de la violencia es la historia de una asesina, Alma, una mujer de 26 años que perteneció a una de las bandas criminales más violentas de Guatemala. Si habéis visto este documental, en la web o en la tableta, habréis podido elegir entre la confesión de la protagonista mirando directamente a cámara o ver las imágenes animadas a que ella se refiere. Alma es un documental interactivo donde tus acciones son importantes para el devenir de la historia.
Un webdoc es un documental narrado a través de una interfaz digital en que se requieren las acciones físicas del espectador para poder avanzar en la historia. Sandra Gaudenzi, uno de los nombres más destacados en el estudio de este ámbito, usa el i-docs para definir «cualquier proyecto que intenta documentar la realidad y que lo hace a partir de tecnologías digitales interactivas». El término de webdoc hace referencia a la creación de documentales interactivos diseñados expresamente para la web.
Un sector efervescente
Los webdocs son actualidad porque el número de producciones web comienza a ser elevado y durante los últimos tres años se han realizado proyectos de alto nivel premiados en los festivales de cine y documental más importantes del mundo. No son ni un concepto ni un formato nuevo (existen proyectos anteriores en formato documental web o CD-ROM excelentes), pero sí un contexto nuevo que está generando mucho interés.
Durante los últimos años se han llevado a cabo muchas iniciativas a nivel local que evidencian el interés por estas producciones. Dentro de las muchas actividades y encuentros locales que intentan agitar el webdoc, destaca en la ciudad de Barcelona el festival internacional de documentales DocsBarcelona. Desde su edición de 2012, el festival ha dedicado una sección exclusiva al documental interactivo programando una destacada jornada de presentaciones y conferencias llamada InterDocsBarcelona.
Este año la conferencia se ha llevado a cabo en el teatro del CCCB y se ha invitado a destacados agentes del sector como Mandy Rose, directora del Digital Cultures Research Centre de Bristol y anterior responsable del New Media Department de la BBC, o Remko Vlaanderen, de la destacada productora de nuevas narrativas digitales holandesa Submarine Channel.
Webdocs participativos
Uno de los aspectos que actualmente se está debatiendo con mayor intensidad es el impacto real que los webdocs tienen sobre las audiencias y su participación. Y no es un debate menor, porque no solo nos estamos refiriendo a «métrica de los clics», sino también al impacto emocional y a su repercusión social. Los webdocs pueden ser una gran herramienta para hacer llegar en primera persona la voz de personas que viven conflictos sociales en todo el mundo, donde los propios protagonistas, de manera colaborativa, pueden construir su propio discurso y aportar su experiencia directa a través de medios audiovisuales.
Una experiencia pionera de participación en la práctica documental fue el programa Challenge For Change: Activist Documentary, de la National Film Board. Dentro de este programa, en 1967 se envió un equipo a la isla de Pogo (una región canadiense de Navanut) para documentar las quejas de la comunidad inuit sobre las políticas de desalojo que los nativos estaban sufriendo. Los reporteros decidieron realizar pequeños cortometrajes dirigidos por los propios miembros de la comunidad. Este gesto, muy innovador en ese momento, dotó de una mirada genuina el contenido de aquellos reportajes.
La comunicación para el desarrollo ha sido un concepto recurrente en las organizaciones no gubernamentales durante los últimos veinte años que ha hecho referencia al uso de las tecnologías de la información y los medios de comunicación como instrumentos mediadores, participativos y generadores de cambios en los conflictos sociales. ¿Podría ser el webdoc una nueva herramienta mediadora para el cambio?
Esta implicación activa por parte de los espectadores y los protagonistas de la historia se ha vehiculado hasta ahora en la mayoría de los webdocs a partir de módulos participativos donde los usuarios podían añadir comentarios o aportar contenidos al proyecto. Un claro ejemplo es A Short History of the Highrise, donde se pueden consultar en un apartado fotografías subidas por los lectores. Es un trabajo dirigido por Katerina Cizek que explora la historia y la evolución de los bloques de pisos y sus comunidades. Ha sido coproducido por el New York Times y la National Film Board de Canadá y ya es todo un referente que recientemente ha sido galardonado con el World Press Photo bajo la nueva categoría de «Interactive documentaries».
La participación de las audiencias digitales es una fuente inagotable de debate que abre infinitas posibilidades al diseño de interactivos y desplaza la figura del autor hacia la de un diseñador de «ventanas narrativas», de herramientas y marcos a partir de los que los espectadores pueden participar expresándose o bien aportando contenidos a la narración. Pero, ¿qué entendemos por participación? En este sentido, Henry Jenkins, en una conversación publicada recientemente en el International Journal of Communication, hacía una aportación interesante (citada por Mandy Rose en la jornada InterDocs del CCCB): «I object to calling it participation if the people involved have no sense of themselves as belonging to something bigger than the individual. For me, participation starts at that moment when we see ourselves as part of a group that is seeking to achieve some shared goals through collective effort.»
Este sentirse parte «de algo más grande» es lo que propone QuestionBridge, un proyecto multiplataforma realizado con la voluntad de crear un espacio de diálogo y de expresión para la comunidad afroamericana. En este webdoc, los espectadores pueden dejar preguntas sobre lo que ellos creen que define la identidad negra, o bien grabarse en un vídeo para responder alguna de sus preguntas. Es un proyecto pensado para la comunidad a la que dirige su mirada.
Mandy Rose, en la jornada de InterDocs, en Barcelona, cuestionó el impacto que los documentales pueden tener en las realidades que documentamos y criticaba el hecho de que hasta el momento se hayan diseñado documentales interactivos que no han sido pensados para la comunidad que se muestra. «No estamos diseñando productos pensando en sus intereses (los de la comunidad)», dijo.
Webdocs por el cambio
¿Podrían los webdocs mejorar o ayudar a crear cambios significativos en las vidas de sus protagonistas? Estaremos de acuerdo en que esta es una pregunta recurrente en el mundo del documental, pero que ahora podría ser mucho más relevante en el documental digital. Y lo decimos porque creemos que algunas de las herramientas digitales que están al alcance de los autores de los webdocs pueden entablar un diálogo mucho más participativo con sus protagonistas y difundir su mensaje a nivel global. Pero también especialmente porque estas «plataformas» digitales pueden convertirse en herramientas de comunicación, acción y coordinación de estrategias que las comunidades pueden hacer suyas. Y aquí es donde puede haber una transformación, un cambio.
En esta línea trabaja el equipo que hay detrás de Quipu-Project. El proyecto quiere hacer llegar al mundo la voz de las mujeres que sufrieron la esterilización forzada que Fujimori decretó en algunas zonas indígenas del Perú. Los responsables del webdoc dieron teléfonos móviles (no hay cobertura 3G en aquellas regiones) a las protagonistas para grabar, escuchar y compartir sus historias, haciéndolas (en la web) accesibles para todos.
0Responsables es otro ejemplo. Es posible que conozcáis el programa que Jordi Évole dedicó a los claroscuros de la comisión de investigación judicial sobre el accidente de metro de Valencia de 2006. Pues debéis saber que detrás hay una web documental impulsada por la asociación de víctimas que inspiró el especial de Salvados. Dentro de este webdoc podremos escuchar a una comisión de investigación ciudadana con testigos que aportan datos relevantes que fueron vetados en la investigación judicial. El impacto social que tuvo el programa de Salvados tras la presión que el webdoc y la prensa habían venido ejerciendo ha forzado la reapertura del caso.
Otro proyecto que intenta buscar el cambio social es The Invisible Picture Show. Hace uso de las llamadas telefónicas de niños inmigrantes retenidos en los centros de detención de simpapeles para visualizar una realidad existente poco explicada por los medios de comunicación. El espectador es apelado durante el documental a participar subiendo vídeos de apoyo o bien directamente poniéndose en contacto con la asociación que intenta acabar con la praxis legal.
El webdoc como herramienta de empoderamiento
Nos explicaba la documentalista del proyecto Quipu durante la jornada InterDocs (donde se presentó el documental aún en fase beta) que se plantean la posibilidad de que la comunidad utilice la plataforma para hacer públicas otras reivindicaciones. Ello significaría un punto de inflexión en los documentales interactivos, porque el proyecto pasaría a ser también una herramienta de empoderamiento social. Y también supondría un punto de inflexión en la praxis documental, porque, a diferencia del documentalista clásico que suele entrar y salir de la realidad que documenta en un tiempo concreto y a menudo corto, la plataforma digital aportaría continuidad y diálogo entre los protagonistas y con los espectadores.
Los webdocs podrían convertirse en una buena herramienta de difusión para ayudar a situar en un mapa global conflictos locales poco atendidos. Las estrategias de colaboración y participación ciudadana de la red estructuradas en torno al hilo argumental de una historia real empiezan a ser una realidad que habría que escuchar y apoyar institucionalmente.
Clàudia Prat | 18 julio 2014
Hey Carles! Yo también confio que los documentales transforamdos «a la web» sean útiles a su misma narración ;D
Pregunta, ¿por qué acabas tu artículo llamando al apoyo institucional?
saludos!
Clàu xx
Carles Sora | 22 julio 2014
Hola Clàudia,
Tens raó que la referència que faig a les institucions locals no és prou explícita, així que aprofito aquest espai per desenvolupar-ho una mica.
Qualsevol que estigui mínimament interessat pels webdocs haurà vist com França, Alemanya, Anglaterra, EEUU i Canadà fa anys que hi dedica diners i visibilitat. L’ajuda institucional ve de les cadenes públiques que hi dediquen diners en les coproduccions, i també dels fons de finançament del cinema que han vist clar que aquest format ha nascut, possiblement, per quedar-se. Però la nostra realitat és una mica més lenta. Si mirem la guia de finançament de projectes transmèdia i interactius editada per Media Antena Catalunya del 2012 no hi trobarem cap institució estatal que hi posi diners. (http://www.europacreativamedia.cat/rcs_auth/convocatories/guiatransmediafr_cat.pdf)
Els últims dos anys hi ha hagut moviments significatius com el laboratori de la RTVE (http://lab.rtve.es/) que ha dut a terme diversos experiments interactius amb continguts de la casa i alguna producció adhoc per webdoc. La creació del primer concurs de Projectes Transmèdia organitzat pel Mercat Audiovisual de Catalunya i Guionistes Associats de Catalunya. O la incorporació en el DocsBarcelona d’una secció dedicada al webdoc. Moviments significatius i necessaris però insuficients si tenim present la quantitat de ganes i gent que hi ha interessada, així com productores i altres agents del documental i l’audiovisual que veuen aquest espai de creació com una possibilitat de mercat.
La majoria d’accions han estat impulsades per professionals i acadèmics interessats en aquest espai de creació que a títol personal han organitzat tallers, hackatons o trobades sobre webdocs. Si totes aquestes voluntats fossin empentades per les institucions (públiques o privades) dedicant recursos i voluntats als nous formats audiovisuals crec que podríem assolir, amb la distància que ens pertoqui, certes quotes internacionals. Tinc la sensació que part d’aquesta tensió està centrada en els productes d’entreteniment, especialment els videojocs. És evident que són dos sectors que no es poden comparar, però això no treu que la ficció i la no ficció interactiva pugui veure’s també com un nou espai d’innovació en formats i tecnologies digitals així com un nou mercat, de la mateixa manera que es veu a fora.
Hector Milla | 23 julio 2014
Carles Sora ha resumido muy bien la situación actual del WebDoc, o en general de las narrativas interactivas, a nivel local. Hay, en Barcelona o en España, ganas de producir WebDocs pero no hay inversión institucional como ha ocurrido en particular en Francia y en Canadá, que por eso lideran este sector del audiovisual. Los pocos WebDocs producidos provienen de la universidad y son más bien iniciativas educacionales. Pero están apareciendo iniciativas profesionales como es el caso de Barret Films, o de A Navalla Suiza, o de mi productora Mondrian Lab. Y varias productoras audiovisuales están creando líneas de desarrollo de negocio en la interactividad. Así como startups que entran al negocio del software interactivo como es el caso de The Mad Viseo http://www.themadvideo.com/
Destaco aquí, en Barcelona, la iniciativa privada de Guy Spriggs, con Ramillas http://ramillas.wordpress.com/, que ha creado un fondo de inversión en este tipo de narrativas; y el evento reciente Storycode BCN http://www.meetup.com/StoryCode-Barcelona/events/190763812/, que ha tratado de este tema presentando algunos proyectos locales e internacionales.
Como emprendedor y productor audiovisual estoy dedicado al cien por cien a este tipo de narrativas, y actualmente, como Mondrian Lab, estamos produciendo un WebDoc sobre la luz en Barcelona para el 2015. Pienso que es hora de pensar globalmente, quizás podamos co-producir con studios y productoras más afianzadas en el mundo. Los dos ejes financieros son desde luego ARTE en Europa, y el NFB en Canadá. ¿Porqué no recurrir a ellos? ¿Porqué no buscar aliados en otros países y co-producir?.
Pero sería formidable, que en España donde hay un alto consumo de contenidos y mucha creatividad, podamos contar con fondos especialmente dedicados a la investigación, a la experimentación, a la innovación audiovisual. Si no me equivoco la industria del cine en Canadá invierte un 33% de sus recursos a las narrativas interactivas. No pido tanto compromiso, pero si sería importante que hayan fondos dedicados a incentivar la innovación en el audiovisual, un porcentaje decente. Más si el audiovisual está sometido a un cambio necesario para que se adapte a un consumo que ha cambiado radicalmente. Los usuarios quieren historias, calidad, ubicuidad de los contenidos, multipantalla, narrativas no lineales, experiencias transmedias, escenarios nuevos con lenguajes nuevos. De hecho, en el audiovisual, ya hay , nuevas profesiones en marcha, como por ejemplo el Story Architect, el Lead Author, o el Experience Designer…
Creo que es momento de crear mercado, de incentivar la iniciativa privada hacia las narrativas interactivas y transmedias, además de comprometer a las instituciones públicas a que inviertan en esta fase inicial de innovación acelerada en el que estamos.
Eva Domínguez | 24 julio 2014
Gràcies, Carles, per aquesta interessant reflexió. Com que a mi el que més m’agrada és fer i fer-me preguntes, plantejo: Si hi hagués suport institucional al webdoc o les narratives interactives de no ficció, quins haurien de ser els criteris per donar el finançament? Han de ser només criteris de tema o també s’han d’incloure criteris d’innovació formal i ús de les tecnologies? Com ponderar uns més que d’altres? Una abraçada i bon estiu a tothom.
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