![Regata I.L.Y.A. [Inter-Lake Yachting Association]. Put-in-Bay, Ohio, 1906](https://lab.cccb.org/wp-content/uploads/sirenesrobots_lab.jpg)
Regata I.L.Y.A. [Inter-Lake Yachting Association]. Put-in-Bay, Ohio, 1906 | Library of Congress | Dominio público
¿Son los modelos climáticos los nuevos oráculos de la mediterraneidad? ¿Dónde encontramos las sirenas que nos cantan el destino del Mediterráneo ante los efectos del cambio climático? El oceanógrafo Joan Llort y el dúo vocal Tarta Relena entrecruzan investigación científica y mitología en la instalación sonora «Sirenas y robots».
«Vamos, famoso Odiseo, gran honra de los aqueos,
ven aquí y haz detener tu nave para que puedas oír nuestra voz.
Que nadie ha pasado de largo con su negra nave
sin escuchar la dulce voz de nuestras bocas,
sino que ha regresado después de gozar con ella y saber más cosas.
Pues sabemos todo cuanto los argivos y troyanos
trajinaron en la vasta Troya por voluntad de los dioses.
Sabemos cuanto sucede sobre la tierra fecunda.»
Odisea, Homero
(Traducción de José Luis Calvo)
El canto de las sirenas promete a quien lo escucha el conocimiento de lo que quiere saber. El mito advierte de que hay que temerlas por enigmáticas e inhumanas, atrayentes y fatales. Son muchos los que murieron por escuchar su canto; y los pocos supervivientes, como Ulises, tampoco nos cuentan qué es exactamente lo que oyeron. Solo sabemos que las sirenas conocen todo lo que va a pasar, que brindan la posibilidad de averiguar el propio destino. La isla rocosa desde la que cantan es un oráculo en medio del mar, y su canto es una profecía.
Mitología científica
El Mediterráneo amenaza, hunde, ahoga, o bien es un obstáculo infranqueable. Cuando Ulises, en la isla de Calipso, mira el mar, no lo contempla por su belleza, no queda admirado por su superficie lisa, centelleante bajo el sol: solo mira fijamente el horizonte y ve imaginariamente lo que no puede ver.
Raül Garrigasait
En los últimos años, el aumento de las temperaturas está dejando de ser una amenaza futura: lo experimentamos cotidianamente a través de acontecimientos extremos. El cambio climático ya no es solo un debate político y académico abstracto, sino una sensación corporal, un impacto local, un problema social y ecológico. Regular e inexorable a escala climática, el cambio resulta caótico e incierto en la corta escala de la percepción humana.
La incertidumbre es terriblemente incómoda para los humanos: imposibilita la previsión y nos expone al riesgo. Por eso hemos creado herramientas que intentan reducir la impredecibilidad de nuestro entorno y dar sentido a lo desconocido, desde la familia o la agricultura hasta la política, la ciencia y los mitos. Los monstruos marinos, entre ellos las sirenas, son un buen ejemplo de cómo los mitos hacen explícita la incertidumbre: representan los peligros de aquellas aguas de las que nadie ha podido regresar para explicar qué hay en ellas.
Al igual que los mitos, los modelos climáticos que emplea la ciencia para imaginar cómo será el mundo a finales de este siglo muestran un futuro que nos es desconocido, y nos advierten de los peligros que corremos si no cambiamos el rumbo. Como si nos acercáramos a la isla de las sirenas sin tapones en los oídos.
Pero ¿qué hay de verdad en estas predicciones? ¿Cómo podemos juzgar la utilidad de un mito? Aquí es donde entran los personajes mitológicos, aquellos seres mitad humanos y mitad dioses capaces de ir más allá del resto de los mortales y volver para explicárnoslo. Uno de los héroes contemporáneos más preciados por la comunidad oceanográfica son los robots Argo, un instrumento robusto que ha revolucionado la oceanografía moderna. Estos instrumentos se desplazan a la deriva a mil metros de profundidad a merced de las corrientes marítimas y cada diez días suben a la superficie midiendo la temperatura, la salinidad y otras variables del océano para después transmitirlas por satélite. Tal y como hizo Ulises, los Argo erran por los mares explicándonos su versión, fragmentada y parcial, de lo que «ven y escuchan». Actualmente hay cuatro mil Argo funcionando en todo el océano global que, como Ulises, nos rebelan qué hay de cierto en los modelos y mitos que fundamentan nuestro imaginario futuro.
El oráculo del Mediterráneo
«Van desbocadas las leyes de la tierra,
se enuncian en la calma del mar.
Conocemos tu alma y tu porvenir,
escúchanos y sabrás más que nadie.
Los secretos de la mar se olvidan en la costa.»
Tarta Relena

Datos obtenidos, con observaciones y modelos, de la temperatura media del Mediterráneo desde 1850 hasta 2100. Imagen extraída del artículo científico Rosselló et al, 2023.
Esta gráfica representa la evolución de la temperatura media del Mediterráneo en el pasado y propone dos escenarios futuros que han sido calculados a partir de modelos socioeconómicos distintos: en uno se reducen drásticamente las emisiones de CO2; en el otro, todo sigue como hasta ahora. Esta simulación computacional, igual que la mitología, puede servir para explicar el mundo que nos rodea y ayudarnos a hacer frente a la incertidumbre de nuestro destino.
En medio de una calma traicionera, los cantos de sirena pronuncian las palabras tranquilizadoras que todo el mundo desearía oír: hablan de un mundo liberado de sufrimiento e interpretan la música para complacer al visitante mientras, en realidad, lo van enfrentando a su propio reflejo y a las consecuencias de sus decisiones.
Sin tener que atarse a un mástil como Ulises, sin tener que embarcarse o rodearse de mar, los Argo han captado el canto de las sirenas para nosotros. Los datos, proféticos, nos confrontan con nuestro destino. ¿Qué podemos hacer ante la evidencia? ¿Es la profecía una sentencia o una oportunidad?
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