El lenguaje con el que se aborda el cambio climático tiende a simplificar sus causas y a invisibilizar los dispositivos de explotación del territorio. La ODA al Futur es un proyecto que agrupa distintos colectivos activistas del territorio catalán que luchan desde hace años contra la desintegración del paisaje. Intentan hacer visibles los indicios locales de la aceleración del cambio climático para reclamar una nueva cultura de la gestión del territorio, de autoorganización de las comunidades y de resistencia a la crisis. El proyecto recibió una mención especial del jurado del II Premio Internacional a la Innovación Cultural del CCCB, que consideró que ponía en contacto y estructuraba un sector muy importante del trabajo activista en el marco del cambio climático en Cataluña.
Medio ambiente y sostenibilidad sirven, hoy en día, de argumento repetitivo para continuar con el consumismo en el que estamos inmersos. La casa del medio ambiente, que muchos creíamos acogedora, se nos ha quedado pequeña: el discurso verde predominante no sirve para ayudar a cuidar el entorno y mejorarlo, sino que más bien ayuda a vender más y mejor las mismas cosas que ya comprábamos, enmascaradas de modernidad y cambiadas de nombre.
Precisamente, la explotación global del territorio realizada durante el Antropoceno pone a nuestra cultura en crisis, y el «cambio climático» es literalmente el «cambio» que nos devuelve la tierra a la factura de la explotación global. Andamos con unas cucharas mediáticas, virtuales, por las praderas de la crisis climática, y nos comportamos como conejos que no saben comer la hierba.
Desde ODA al Futur trabajamos para hacer visibles los indicios locales de la aceleración del cambio climático. Evidenciando los dispositivos de explotación podemos reclamar una nueva cultura de gestión del territorio, de autoorganización de las comunidades y de resistencia a la crisis.
Las odas
La ODA al Futur la formamos varios colectivos activistas del territorio catalán que luchamos desde hace muchos años contra la desintegración del paisaje: desde las Terres de Llevant del Ter hasta las Terres de Ponent del Ebro, desde las montañas nevadas que alimentan el Segre en Viliella hasta la nublada llanura de Vic, desde el río Llobregat hasta las playas del Maresme, desde pueblos como Manlleu hasta ciudades como Barcelona. Tantos sitios, tantas luchas. En cada sitio, uno de los nuestros.
También somos disidentes, también hacemos plaza: desde el Camino de los Buenos Hombres, por el que marchaban al exilio los disidentes de la dictadura franquista, hasta las plazas ocupadas un 15 de mayo… En cada plaza, uno de los nuestros.
Ríos, llanuras, deltas, playas, bosques, montes, ciudades y pueblos: ríos trasvasados, llanuras contaminadas por purines, deltas que retroceden, playas que pierden la arena, pinares que se mueren, montañas de residuos de sal, áreas residenciales estratégicamente inundables, pueblos engullidos por grandes infraestructuras, ciudades asediadas por la sequía… En cada sitio, uno de los nuestros.
Ahora bien, las antiguas palabras no sirven y necesitamos un espacio vivo y participativo en el que reinventar el relato que hemos heredado y crear nuevos imaginarios. Para lograrlo, al lado del Obrador de Disidentes Activistas en el paisaje, la ODA al Paisaje, hay un Obrador del Diseño Activista, la ODA Gráfica; un Obrador de Dramaturgias Activistas del Cuerpo, la ODA al Cuerpo, y un Obrador de Dialéctica Activista, la ODA Piensa.
Cada gesto de resistencia en el territorio se convertirá en un motivo gráfico, una forma de interpretar el cuerpo y un acto de pensamiento; este es el puente entre cultura y cambio climático que hemos llamado ODA al Futur. Las odas se cantan las unas a las otras, y pasan del activismo a la cultura.
La ODA al Paisaje se ha ido distanciando progresivamente de la propia identificación como «activismo medioambiental», porque considera que el medio ambiente es un concepto totalmente agotado que debemos reinventar. Coincidimos en definir nuestro activismo como una disidencia que intenta agujerear el consenso de la explotación capitalista del paisaje. Somos una piedra en el zapato del poder: cada vez que pisa, nos nota.
La ODA Piensa la forman miembros de distintos obradores que necesitan un espacio para pensar las metáforas que preñan determinados objetos o procesos activadores de la crisis en el paisaje. En el obrador hacemos olla «canamillana»: mezcla de cànem (‘cáñamo’) y llana (‘lana’) que sirve para designar la col con patatas en algunos municipios de Osona. Mezclamos pensamientos de cáñamo, que traemos de la cultura clásica, con historias de lana, que nos llegan del paisaje. La ODA Piensa da continuidad a la forma ensayística del «Archivo de Paisajes Inestables» y trae los relatos hacia un espacio de pensamiento colectivo que inspira, como una receta, la cocina de todos los obradores. Recibimos los ingredientes que nos traen los grupos activistas de los campos no solo para pensar como cocinarlos, sino que, además, a veces somos nosotros mismos quienes les proponemos que usen determinadas «especias» para intensificar el gusto de su visión del territorio.
La ODA al Cuerpo concibe el organismo no solo como una entidad física, sino también como un flujo energético que interactúa con los espacios físicos y en los espacios físicos, interviniendo en variables intangibles de manera impredecible. Desde un pensamiento espacial que pasa por el cuerpo, la danza y el hecho coreográfico, nos convertimos en articuladores de fenómenos narrativos que originan presencias efímeras y llenan de significado espacios posibles que describen una experiencia sensorial y afectiva con el sitio en cuestión, en relación con las miradas y las percepciones que habitan en él. La coreografía en el sitio se convierte en cartografía sensible que dialoga, porque tiene la capacidad de extraer las temperaturas de los sitios y traducir la imaginación humana que el cuerpo que las baila contiene. De este modo el clima del cuerpo es parte inherente de los paisajes, muda constantemente y sigue procesos de variabilidad infinita, al igual que el clima. Este clima del cuerpo lo exploramos desde la intersección de los propios cuerpos con el entorno, que se ha convertido en el lugar de presión en el que el cambio climático incide y genera paisajes en crisis.
La ODA Gráfica se constituye como un espacio de exploración del concepto de diseño activista, y agrupa la Oficina de Diseño, la Automática (una imprenta autogestionada del barrio de Gràcia, en Barcelona) y la imprenta colectiva de Can Batlló. Transformamos en dispositivos gráficos los conceptos-metáfora que explican el funcionamiento de los dispositivos del cambio climático en nuestros paisajes. Simultáneamente, usamos estos dispositivos gráficos para reflexionar sobre cómo operan también en el seno de las propias concepciones gráficas y permiten concebir el diseño como una forma de revelación y de liberación: un dispositivo revelado ya no funciona como tal. Los conceptos de línea, tubo, trama, blanco, superficie, retícula, etc. pueden servir tanto para la descripción de los modos de explotación del territorio en el cambio global como para la descripción del funcionamiento gráfico que permite crear la verosimilitud de esta explotación.
Los paisajes
El trabajo de las odas es hacer visibles aquellos elementos significativos de las crisis que nos permiten buscar nuevas palabras, imágenes, gestos y movimientos para describirlos. Necesitamos un cambio radical de lenguaje para poder hacer un contrarelato de las palabras que utiliza el poder y sacar de la «caja negra» los motivos de la crisis. Los problemas empeoran porque los dispositivos que los generan no son visibles y las falsas soluciones, o las soluciones a medias, generan nuevas crisis. Las crisis están mediáticamente simplificadas, de manera que no se pueden averiguar los elementos que las generan, por eso se hace tan difícil actuar en contra.
La misma lluvia torrencial que puede hacer rebosar las bases de contención de los escombros salinos de Sallent y salinizar el Llobregat es la que, río abajo, inunda las Áreas Residenciales Estratégicas en Martorell y en el Maresme provoca que los inodoros de los bajos empiecen a derramar agua. La misma sequía que concentra la sal en el Llobregat concentra los nitratos en los acuíferos del Ter y provoca que la falca salina del Ebro avance unos kilómetros río arriba. Nos hemos dado cuenta de que el cambio climático establece causas comunas para los episodios de crisis de nuestros paisajes, y por eso trabajamos juntos. Nos hemos dado cuenta de que hay unas metáforas que recorren nuestros paisajes y nos ayudan a entenderlos.
El mismo blanco administrativo que da cuenta del vacío existente en el Plan Director de la Área Residencial Estratégica de Martorell y que da permiso para edificar en zona inundable en la huerta del río Anoia –que hasta el momento había estado preservada de la especulación– nos hace comprender el derrumbamiento del barrio de l’Estació de Sallent –provocado por la filtración de agua en las galerías de las minas de potasa–, el realojamiento de los vecinos del barrio de l’Estació y el coste consiguiente, de casi cien millones de euros, asumido por nuestra administración. El mismo blanco explica también las aguas «purinificadas» de Osona, que son consecuencia del hecho de que en Cataluña haya más cerdos que habitantes y de una economía basada en el monocultivo del cerdo, lo que ha transformado los campos cultivados en imbornales de purines. Las metáforas y los conceptos corren, se trasladan de unos paisajes a otros y nos ayudan a entender dónde vivimos.
Participation | 14 abril 2018
What is the best way to participate in these projects?
Best,
Kayleigh
Administrador | 16 abril 2018
Thank you for your interest Kayleigh.
You can send them an e-mail: [email protected]
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