La conferencia de Ele Carpenter en la última sesión de I+C+i ha resultado una inesperada síntesis de las principales líneas de trabajo de los últimos meses, y permite definir con claridad tres vectores clave de la transformación cultural en la que estamos inmersos.
La trinidad emergente no es misteriosa, ni presupone una revelación divina: obedece a una praxis que está afectando a todos los agentes culturales y que implica un cambio progresivo en el enfoque conceptual de géneros y formatos, metodologías de trabajo, procesos de representación y estilos de producción y post-producción. Carpenter cifró su análisis en el género exposición, pero bien podría hacerse extensivo a todas las prácticas culturales.
La nueva trinidad posee tres ámbitos entrelazados que permiten definir con cierta simplicidad el horizonte en que se despliega una nueva cultura.
- La influencia de las tecnologías digitales colaborativas y la Filosofia 2.0, están replanteando los procesos de concepción, producción, representación y archivo de las actividades culturales.
- La progresiva virtualización de los centros y museos es un proceso imparable que implica una profunda reflexión sobre multiplataformas, convergencia multimedia, exposiciones virtuales y meta-exposiciones.
- Regresa la “materialidad”, la reivindicación de los procesos artesanales, una nueva presencialidad y todos los efectos y paradojas resultantes del vector post-digital.
La trinidad emergente puede formularse de múltiples maneras y no obedece a ningún credo especifico, pero sí permite comprender mejor cómo la unidad entre lo físico y lo virtual comienza a ser indisoluble y por qué el gran llamado a la participación puede convertirse en un proceso colectivo que va de la contribución a la co-creación. Cada uno de los estadios o vectores de la nueva trinidad cultural puede conducir a las discusiones más bizantinas, pero al mismo tiempo, es una activación radical de un proceso de cambio que no ha hecho más que comenzar. En este nuevo contexto, complejo, abierto y mutante, la conciliación debería reemplazar a los “concilios”, la interdependencia a las autarquías, y el fluir auto-organizado a todos los dogmas excluyentes. No es necesaria la fe, basta el sentimiento de que entre todos- cada cual en su estilo, conocimiento y velocidad- estamos generando un cambio de paradigma.
Ramon Sangüesa | 11 junio 2010
Hola Juan
Buen post!
Para mí que andamos ya en lo post-digital de pleno que no es un regreso al objeto como antes sino a otro tipo de materialidad.
Me gustó que Ele Carpenter subtitulara su intervención «Code as Matter» pero precisamente creo que la vuelta de lo material es «Matter as code» extendiendo e invisibilizando, «normalizando», el paradigma de lo programable en todos los niveles de la materia. Comenté con Bruce Sterling esta línea que él ya ha venido apuntado últimamente. Bruno Latour en relación con la difusión hacia todos los niveles del diseño (del que lo digital es una expresión):
http://ramonsanguesa.tumblr.com/post/621443772/digital-design-everywhere-the-first-self-replicating
Juan | 22 junio 2010
Gracias Ramón, es muy oportuna tu matización. Creo que «el regreso de lo material» reside en seguir amplificando el concepto de «materia». Lo mismo sucede con la noción de «realidad». Hoy mismo leía una entrevista al polémico Craig Venter donde sugiere que el posible secreto de la vida reside en la información, pero la información no basta por sí sola…Se necesita un «starter» que la haga arrancar…Quizá el diseño en su sentido más amplio cumpla esa función…Bueno, lo dejamos ahí, porque entramos en arenas movedizas.
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