El «cooperativismo de plataforma» es un concepto bastante reciente propuesto por Trebor Scholz y Nathan Schneider para alterar el escenario de la economía colaborativa, dominado por unas pocas corporaciones «unicornio» y por lo que muchos consideran una perspectiva neocapitalista. La emergencia del concepto es muy oportuna, ya que coincide con el auge de nuevas propuestas relacionadas con la economía social y solidaria, replanteando el vínculo entre economía, sociedad y democracia dentro y fuera de las organizaciones. El concepto del cooperativismo de plataforma tiene la peculiaridad de conectar la tradición del software libre (desde una perspectiva Digital Commons) con las actuales demandas de los «crowd-workers», afectados por las versiones más extractivas de la economía de participación.
En relación con la guía recientemente publicada Ours to hack and to own, editada por Trebor Scholz y Nathan Schneider, y por el reciente simposio «Platform Cooperativism 2016: Construcción del Internet cooperativo» (PlatformCoop), celebrado en Nueva York hace unos días, queremos resumir algunas perspectivas relacionadas con el diseño, la experiencia de usuario y la cocreación de plataformas digitales en este contexto. Centrándonos especialmente en una sesión de investigación exploratoria que moderamos en la desconferencia del evento, la cual desembocó en una serie de posibles vías de actuación relacionadas con los sistemas de reputación en línea para las cooperativas de plataforma.
De crowd-workers y followers a cooperativistas y propietarios
Como señalaban Scholz y Schneider en Ours to hack and to own, el enfoque del cooperativismo de plataforma se sitúa en la intersección entre la gobernanza compartida y la propiedad compartida. En el caso de las organizaciones basadas en los Principios de Rochdale de 1844, la tecnología debería constituir una oportunidad de generar mayor impacto social y económico. A su vez, las modernas plataformas digitales deben inspirarse en el movimiento cooperativo, basado en la democracia y la autogestión. Según Scholz, estas nuevas estructuras tecnológicas deben incorporar sus valores y trabajar en apoyo de las economías locales. Así, el cooperativismo de plataforma debería ser una respuesta al nuevo Renacimiento del industrialismo —en palabras de Douglas Ruskoff—, que actualmente está centralizado y controlado por unas pocas compañías, lo que genera un nuevo capitalismo digital donde trabajadores y usuarios son meros seguidores.
De hecho, en el libro, Mckenzie Wark hace referencia a la economía política vectorial, donde la mayor parte de la información es propiedad privada, algo en muchos sentidos peor que la economía política del capitalismo. Es lo que Steven Hill denomina «sociedad freelance», compuesta por «crowd-workers» amenazados por una «economía de no participación». En cuanto a la evaluación laboral de personas que trabajan en la reputación y en plataformas cooperativas, es necesario incorporar las mejores prácticas de la economía colaborativa, según Kati Sipp.
Por lo que respecta a su uso, la tecnología digital basada en el cooperativismo debería terminar con las desigualdades de las personas implicadas. En el libro, Juliet B. Schor analiza tres casos típicos próximos al cooperativismo de plataforma (los bancos de tiempo, el trueque de alimentos y los makerspaces o espacios de hacedores) y hace hincapié en la cuestión clave de las desigualdades de raza, clase, educación o género. Por este motivo, Schor propone un grupo diversificado de fundadores y primeros participantes.
Otra perspectiva importante, destacada no solo en la colección de artículos del libro sino también en el simposio, surge de experiencias del actual contexto político y económico de Barcelona, con intervenciones de ponentes como Mayo Fuster y Francesca Bria, que hicieron hincapié en las cuestiones de la soberanía tecnológica, los desequilibrios de género, la gobernanza transparente y otros retos de la cocreación de políticas públicas, en esta encrucijada entre economía social y economía de participación.
Diseño centrado en la comunidad, codesarrollo ágil de plataformas y fuentes abiertas
Partiendo de un punto de vista similar, Una Lee, en la mesa redonda «Cómo construir cooperativas de plataforma», organizada por Sasha Constanza-Chok (Civic Media MIT y rad.cat), disertó sobre procesos de diseño centrados en la comunidad y sobre el concepto de «justicia del diseño»: cómo diseñar con las comunidades y dentro de ellas para avanzar en la justicia social. Un enfoque táctico para el desarrollo de interfaces y plataformas, que pone a los diseñadores en contacto con personas históricamente marginadas por el diseño, a fin de iniciar una colaboración radical y construir relaciones que permitan crear plataformas, procesos y sistemas que por fin tengan un impacto en la vida de estas personas. Un ejemplo: el trabajo de facilitación e investigación en acción que hay detrás de contratados.org, el cual ha permitido desvelar procesos y responsables de la contratación por salarios bajos en el flujo de migración México-Estados Unidos.
Otro elemento clave del debate planteado en esta mesa redonda fue la necesidad de adoptar e incorporar estrategias inspiradas en el enfoque del lean startup (en el que se basan la mayoría de las grandes «plataformas extractivas de la economía de participación», como Uber or AirBnB). En este sentido, una interesante perspectiva es la que plantea el concepto lean como un proceso de aprendizaje, en palabras de Evan Henshaw-Plath, y propone que las nuevas cooperativas de plataforma incorporen una retroalimentación inicial en sus curvas del aprendizaje y desarrollo. Basar el crecimiento en «plataformas mínimas viables», establecidas modularmente en torno a la experiencia de usuario. Un enfoque similar al del análisis inicial de Dimmons en su revisión de las metodologías pensadas para el diseño y la incubación de plataformas colaborativas, donde se señalaba también la necesidad de definir y ampliar nuevas formas de financiación para las cooperativas de plataforma (huyendo de ángeles comerciales agresivos y de otras fórmulas altamente especulativas).
Otro aspecto clave debatido en esta mesa redonda fue la importancia de la fuente abierta: cuando las plataformas basadas en el cooperativismo se apropian del desarrollo ágil de estrategias propio de sus «competidores extractivos», la mejor vía de actuación parece estar en el open source y en la ética del movimiento por el software libre. En este sentido, Micky Metts, activista de Drutopia, recordó que Richard Stallman se basó en la tradición hacker de los setenta para lanzar el proyecto GNU. Como destacó Paola Villareal, los estándares abiertos (como oHail, un estándar API para servicios de vehículo compartido) son básicos para estimular el desarrollo de plataformas de tecnología cooperativa verdaderamente abiertas.
¿Qué sucede cuando la experiencia de usuario cooperativista adopta insignias abiertas para establecer un sistema de reputación justo?
Durante el simposio, después de la mesa redonda, nosotros dos (Enric Senabre y Ricard Espelt) quisimos profundizar en la cuestión del codiseño y el enfoque y requisitos de la experiencia de usuario desde la perspectiva de las cooperativas de plataforma, lo que tratamos con otros defensores de la «experiencia de usuario cooperativista». Así, en la tercera jornada del simposio, en el Civic Hall, se llevó a cabo una breve sesión exploratoria, enmarcada en la desconferencia de PlatformCoop, con participantes que procedían del mundo de los medios digitales y el desarrollo de software, los sindicatos y las organizaciones de justicia social, todos ellos interesados en este enfoque.
Definimos una sesión dinámica, entendida como un proceso de construcción modular de nuevas historias de usuarios de las cooperativas de plataforma en general, siguiendo el procedimiento utilizado por los practicantes del desarrollo ágil para identificar nuevas necesidades de software. En nuestro caso, esta interacción nos permitió documentar discusiones en torno a diferentes temas, teniendo en cuenta las expectativas y necesidades del cooperativismo (en relación con historias de usuario y con interfaces de plataformas genéricas), aplicando un enfoque de investigación basado en el diseño.
La sesión no funcionó exactamente como esperábamos, ya que la idea era comenzar con una lluvia de ideas para generar tantas historias de usuario como fuera posible, relacionadas con diferentes requisitos. En lugar de eso, planteamos una reflexión inicial sobre qué funcionalidades y características concretas (distintas de las actuales plataformas en línea y las interfaces de redes sociales en general), si es que las había, podíamos explorar. Esto bloqueó momentáneamente la sesión, pero tras profundizar en algunos de los elementos necesarios para generar confianza en línea en comunidades relacionadas con cooperativas y sindicatos, terminamos centrándonos en una cuestión clave: la reputación en línea en cualquier aplicación de red social.
Al comenzar a elaborar una definición básica de la historia de usuario en el ámbito de los sistemas de retroalimentación y reputación basada en cooperativas, resonaron en el debate algunos ejemplos formulados los días anteriores en el simposio PlatformCoop. Como el caso de los crowd-workers que no quieren incluir su foto en el perfil en línea, o el reverso de la confianza en línea: cuando las plataformas de economía de participación son valoradas por usuarios «externos a las plataformas», como en FairCrowdWork Watch; o la posibilidad de que usuarios creen listas negras de solicitantes indebidos en plataformas de financiación como MTurk gracias a la extensión de búsqueda CrowdWorkers; o el ejemplo de las revisiones de empleadores y ofertantes de empleo en Contratados.
Ahora bien, ¿qué hay del aspecto positivo de la generación de confianza entre cooperativistas de plataforma, que se interconectan digitalmente de forma transparente y pueden reconocer mutuamente su valor? ¿Y si a ello le añadimos la transparencia y la apertura? En esta etapa, tratando de avanzar, debatimos sobre algunos ejemplos de fuente abierta, como las wikiestrellas, que premian la labor diligente de colaboradores de la Wikipedia, o la experiencia catalana de autovaloración del impacto social de organizaciones de economía social y solidaria, o el interesante caso de los Open Badges de Mozilla, que suelen relegarse al aprendizaje digital pero que también podrían adoptarse y adaptarse…
Inspirándonos en nuevos iconos posibles de valoración positiva (más allá del criterio clásico, limitado y hasta pernicioso de los sistemas de clasificación por estrellas), en el debate definimos algunas variantes de la historia de usuario, resumidas en la siguiente fórmula: «usuario + acción + componente + objetivo» (como se plantea en los talleres de codiseño con el modelo de facilitación de Platoniq):
¿Qué pasa si como cooperativista de plataforma + pudiera valorar y ser valorado de forma recíproca e independiente + con un sistema de generación y reparto de insignias + para ayudar a construir confianza y solidaridad en red?
Esta idea condujo a interesantes variaciones de la historia de usuario entendida como pauta, que crece añadiendo nuevas acciones y objetivos relacionados con modelos equitativos, consiguiendo efectividad mediante la modularidad o el control del usuario sobre los niveles y el tipo de información mostrada sobre él mismo. Aunque no tuvimos tiempo de considerar otros requisitos posibles, esta historia nos ayudó a formular algunos elementos clave, como:
- La importancia de evitar formularios largos y tediosos (si queremos que el sistema de reputación incorpore indicadores significativos, más allá de la clasificación por estrellas o los «me gusta» y «no me gusta»).
- La manera de incorporar mecanismos entre pares eficaces en el nivel técnico, a fin de asegurar una retroalimentación mutua que sea sólida y coherente.
- La necesidad de establecer una experiencia de usuario que preste también atención a la belleza de iconos y símbolos, a fin de reforzar la motivación.
- La posibilidad de que la agregación (y, evidentemente, la masa crítica), así como la evaluación individual abierta de determinadas plataformas, ayuden a valorar dinámicamente las propias plataformas.
- La interesante cuestión de la tutoría mutua y las habilidades necesarias para adoptar y generar este tipo de insignias, como vía para comprender mejor la lógica interna de las plataformas digitales y la forma de construirlas y mejorarlas.
Cuestiones para investigar y desarrollar en el futuro
Con posterioridad a la sesión, al margen de este informe escrito, consideramos que es importante destacar la resonancia que adquiere en este documento la labor investigadora del Stanford Crowd Research Collective, sobre todo en lo que respecta a la centralización y descentralización de los sistemas de reputación entre plataformas de «crowd guilds», o la importancia de tener en cuenta la dimensión social de la sostenibilidad al construir sistemas tecnológicos, como plantea el KarlsKrona Manifesto.
Los próximos pasos deben ir en esta dirección, al abordar la «experiencia de usuario del cooperativismo de plataforma»: nuevas historias de usuario que lleven tanto a la definición de requisitos potenciales de las cooperativas de plataforma como a resultados de investigación basados en el diseño. A partir de la próxima edición del simposio PlatformCoop en Londres, veremos si los debates sobre codiseño pueden ayudar a avanzar en este nuevo paradigma de la economía digital, llevando esta metodología y estos mismos interrogantes a nuestro contexto local en Barcelona, especialmente en relación con cooperativas nuevas y ya existentes que desarrollan estrategias y plataformas digitales, en el ámbito emergente de las cooperativas de consumo agrícola y posiblemente en otros contextos.
Adam Hyde | 29 noviembre 2016
hi Enric and Ricard.
A great experiment and review of the outcomes. I wrote a response to it here:
https://www.adamhyde.net/response-user-experience-platform-cooperativism/
Adam
john gieryn | 30 noviembre 2016
Thanks for the great efforts Enric and Ricard; I look forward to reading much of the linked content. Wish I had not been facilitating a session while yours was happening! Seems you did a great job in creating value with the group.
I think this article, and Adam Hyde’s comment, highlight the challenge of balancing action and discourse, production and planning, in the much needed (and in many senses already successful) efforts such as that of the nascent Platform Co-op community and the Consortium being built. Trebor Scholz, Nathan Schneider, et.al. have done an amazing job of describing the banner, and convening some top minds from technologists to designers, to social justice advocates and community organizers. Now is the challenge, as co-designers, of how to build trust based in shared norms and values, shared language, and active collaboration.
Reflexively related to these, is «social capital», which isn’t to speak of authority or domination as in «capital», but is the frequently used denotation for the value in our interpersonal existence and interaction. Social capital is said to contain three dimensions; those assembled at the Platform Co-op Conference seem to rank highly on the Cognitive one, and the efforts of many have been building capacity in the Structural one, but that which may need the most attention is the Relational dimension, which in turn’s composed of confidence, interdependence, mutual responsibility, and (as Adam Hyde mentions) group identity with which participants identify. You can read a bit more about these ideas in an article I’m about to publish (relates a strategy for growing the Relational capacity → collective action) https://medium.com/@CoOpChange/get-intercultural-to-open-access-ad7c6b07bdc0.
I look forward to continuing to learn from you both as to best practices for collaborative, participatory methods for making wicked problems understood, and giving regular folk the tools to solve them.
In Reciprocity,
–john
john gieryn | 30 noviembre 2016
hopefully my last comment is just pending, and not lost to the ephemeral blogosphere…
anyways, here’s the link to the article I mentioned in that comment, in case the link broke when I published it: https://medium.com/enspiral-tales/get-intercultural-to-open-access-ad7c6b07bdc0#.9mp5lr7iy
Enric Senabre | 02 diciembre 2016
Hi Adam,
Thank you very much for your detailed response to the experiment we started! I completely agree with you in terms of how complex or even unrealistic could be to ask «design questions» for open ended problems, but as you also mention we finally focused on a specific need (trust among peers, and reputation mechanisms for generating it). This was a first result of constructive and discursive iteration generated by sharing some possible new icons, modularly composed user stories and (very basic) drafted requirements.
Our aim was to keep refining a methodological tactic that follows this logic, connected to the tradition of participatory design, but also the implicit-explicit loops behind agile and lean: designerly ways of generating solutions to community-oriented problems (usually with some digital tool/context involved, like in this case), while at the same time generating data and insights that can be incorporated to research / knowledge outputs.
In times when software has taken command (quoting Lev Manovich book, or in other words when «software is eating the world», as I read somewhere else), user stories as a structure for agreeing on who, how and why solving all kind of problems makes a lot of sense to me, even moving behind the main focus of software development. With Platoniq there’s a line of work doing this with other partners in the incubation of civic-oriented projects via «idea camps», for example
I mean user stories as «a generative game» not only for identifying software requirements (in my opinion a requirement is a more refined, detailed and developer-oriented user story, that emancipates from such a common language). User stories can help to bring in some stages of a research different perspectives and integrate diversity. If you add then some participant observation in parallel, and try to extract from the discussions what’s behind assumptions, limits, context, views etc, while a group advances in making the user story a more concrete design afterwards, then both ways combined are in my opinion not much different from the practices of action research.
I think that connects also to what you consider at the end was the real value of our little experiment (which was concentrated in less than one hour, so not optimal conditions at all, when the ideal context for these things as you know are dedicated retreats and «slow sprints» 🙂
In my opinion, it represents some validation that this dual ambition is viable: research through design (my main source here is still the book «Universal methods of design» https://searchworks.stanford.edu/view/9706083 full of nice documented tricks) for generating useful or practical results (in this area, documented user requirements) while also contributing to areas of knowledge or discussion in a given domain. Like we are doing here, at some meta level!
Enric
Ricard Espelt | 06 diciembre 2016
John and Adam, thank you very much for your comments as well as your articles and other references.
My current research, around small agrofood consumption groups in the city of Barcelona, self-manageds with the cooperativism principals, give me an approach to platformcoop closer to the social capital around the members’ organization than the possibilities of technology.
Chequing the contents and the cases presented in the last Platformcoop Conference, we could think that platforms are useful to scale the cooperative organizations to impact better in the market, employment, etc. In that sense, currently, the movement has developed a wide cognitive capital and it’s exploring how to structural capital is impacting in the efficiency of the organizations but, as John argues, the relational capital is maybe the less explored. Obviously, this statement is formulated according to my experience analysing these type of groups (close to political and social activism) and where the relation among members are a key point to the way the group operates.
In my point of view, this is something relevant in the definition of the platform coops. How to grew up and maintain, at the same time, the cohesion and the confidence among the members? How to keep the social and the political compromise of the organization? And also, as John states, how to be aware about intercultural competence in the agenda of the platformcoops evolution?
Adam Hyde | 08 diciembre 2016
hey Enric,
I think here is some useful outcomes of the experiment. I would categorize them as two distinct parts:
1. the ‘findings’ from the participant
2. an exploration of a process
Number one is what it is, and you can see it as more or less useful. It seems it was useful for helping the community start to understand the utility implications of a political critique of platforms. Thats a useful thing in itself.
However I think the results of (1) are a direct outcome of the process, and I believe the process was a good start but I would recommend you take the opportunity to rethink things a little. This will help you with (1), ie. get better results.
Its for this reason that I challenge the tools you chose to use. I don’t think the intent or even framing of user stories is very useful. It will get you something but you could get a lot better if you threw user stories away and came up with something new, even if it is just to change the language. ‘Users’, for example is also a politically loaded term when it comes to platforms. It suggests a form of subservience (in my opinion) to both the developers of the platform, and the technology itself.
Platform Cooperativism, as far as I can understand, is trying to escape exactly this paradigm. So I would challenge at the very base level the use of language of ‘user stories’. But actually, I think there is a greater problem – the problem of using a process for designing user interfaces in a process that is never going t give you a design for user interfaces. Your explorations are at a far more important higher level and you deserve a process that maximises the outcomes of that exploration. Why use a software design paradigm when that is not what you appear to be doing. Don’t force this process into a software design process yet. It is too early. Design another, more appropriate process wiht more appropriate language, and use that. Then when you are actually designing UX, throw away that tool and use user stories (or something similar).
Clayton Dewey | 06 junio 2017
Great article! As a User Experience Architect and co-founder of Drutopia (drutopia.org) much of this resonated with me. In fact, you put into words much of what we’ve been trying to do – start with the practical problems communities are facing and building solutions collaboratively. We’ve found this to be working well so far.
So far though, our user research has been done very directly- video conferences with participants and then the sharing of wireframes and gathering feedback by email.
Once our product is live we will want to have a platform for Drutopia members where they can ask questions, make and coordinate feature requests together, etc.
So far we haven’t settled on a platform for this. Our code is housed on GitLab because of its open source, decentralized structure (as opposed to GitHub, which is more centralized). However, GitLab (and GitHub) lack the kind of intuitive interface and social web features (eg: badges, ratings) that would empower our members (especially the less technical ones) to engage with the project.
There are two platforms though (both open source), that we are looking at.
Discourse (discourse.org)
Helpy (helpy.io)
I’m leaning towards Helpy at the moment. They don’t have badges, but I talked with one of their developers and it is something they are building for a client and so they hope to contribute it back to the open source version. We’ll see!
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