La evolución de la cultura lab

Apuntes de Lab Meeting 2015, que reunió buena parte de los proyectos y experiencias que han ido conformado una cultura lab en las últimas décadas.

Espectrómetro de masas en el laboratorio del Organismo Internacional de la Energía Atómica, Seibersdorf.

Espectrómetro de masas en el laboratorio del Organismo Internacional de la Energía Atómica, Seibersdorf. IAEA, Austria. Fuente: IAI

A finales de septiembre tuvo lugar en MediaLab Prado el LAB Meeting 2015, un encuentro que reunió por primera vez buena parte de los proyectos y experiencias que han ido conformado una cultura lab en las últimas décadas. El evento de Madrid ha generado un valioso material que ya puede ser consultado en línea, pero que será debatido, procesado y enriquecido en los próximos meses.

Fueron tres días de alta intensidad organizados con pasión, conocimiento y una atención exquisita. Las ponencias, diálogos, debates y mesas de trabajo crearon un ambiente favorable al libre intercambio de ideas y proyectos impregnados por un espíritu inconformista, y el entusiasmo que provoca el florecimiento de semillas plantadas hace tiempo, junto al cultivo de la imaginación y la perseverancia y la conciencia de nuevos territorios para los cuales no hay mapas definitivos. Por todo ello, el Lab Meeting 2015 ha cumplido al menos tres de sus principales objetivos:

  1. Lograr una perspectiva del origen y desarrollo de la cultura lab en nuestro contexto para establecer una genealogía que ayude a precisar mejor el grado de novedad que este fenómeno supone.
  2. Conocer con mayor profundidad los distintos modelos de laboratorios culturales, artísticos, tecnológicos y sociales, sus concepciones, el modo en que desarrollaron sus propuestas, los obstáculos a los que se enfrentaron y los logros obtenidos.
  3. Reivindicar el aporte todavía mal conocido de una cultura experimental de artistas, científicos, gestores y hacedores que asumieron el reto de la investigación y la innovación permanentes.

Lo que sigue son apuntes ―previos y posteriores― a estas jornadas, donde cada presentación fue un nodo en ebullición dentro de un ecosistema conformado por redes, procesos y plataformas que actúan como catalizadores del cambio en nuestro tiempo.

¿Qué procesos y dinámicas han permitido la emergencia y evolución de una cultura lab?

  • Poner en cuestión el modo de concebir, crear, producir y distribuir conocimiento propio del siglo pasado, activando una cultura de redes distribuidas donde cada nodo puede comunicarse potencialmente con todos los nodos.
  • Situar en la agenda cultural temas decisivos en la emergencia de una nueva cultura, como el movimiento de software libre, la discusión sobre los derechos de autor y el copyright tradicional, los modelos de cocreación con usuarios, la influencia de la educación expandida, etc.
  • Reintroducir en el debate cultural la importancia de lo público, lo común y el procomún.
  • Favorecer el cultivo de una inteligencia colectiva, que no se opone a las inteligencias individuales, sino que las enriquece y las amplifica.
  • Interpelar el modo tradicional de prescribir debido a la emergencia de nuevos prescriptores y, en consecuencia, a la necesidad de negociar nuevos estilos de prescripción más flexibles y democráticos.
  • Colaborar en la hibridación de disciplinas y saberes en un horizonte de tercera, cuarta o quinta cultura, donde las ciencias del hombre y las ciencias del mundo deben establecer puentes imprescindibles.
  • Conciliar una cultura de los diagnósticos (a los que todos podemos ser adeptos) con una cultura de las soluciones que reivindique la praxis cultural como una necesidad de primer orden para combatir los desafíos provenientes de una crisis multifactorial: ecológica, económica, política, ética, etc.
  • Llamar la atención sobre los nuevos modus operandi que requieren las instituciones culturales y sus estilos de creación, producción y programación de contenidos.
  • Fomentar una conciencia crítica sobre el uso y abuso de las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento como puede comprobarse en el ascenso, la apología y la desmitificación de la Red 2.0.
  • Reactivar una gran discusión sobre géneros y formatos, incorporando modelos provenientes de la cultura hacker, de los hallazgos y derivas del arte contemporáneo, sin olvidar la coexistencia de géneros y formatos tradicionales que, al parecer, gozan de buena salud.
  • Influir progresivamente en una concepción más abierta y evolucionada de los públicos, quizá una de las transformaciones más radicales y relevantes de la última década.
  • Introducir el debate sobre quiénes deciden las políticas culturales, cuál es su concepción y construcción y cuáles son los actores habitualmente ausentes en la formulación y desarrollo de estas políticas.
  • Expandir y amplificar la concepción tradicional de educación definiendo un horizonte de aprendizaje permanente.

Presente y futuro de la cultura lab

  • Encuentros como el LAB Meeting 2015 y otros similares en distintas ciudades del mundo (como LabWorks 2015) demuestran el vigor de un espíritu creativo, experimental, crítico y autocrítico que requiere trascender los riesgos de la «labificación», evitando los fetiches semánticos y las apropiaciones sospechosas.
  • La diversidad de modelos, estilos y metodologías no impide encontrar una serie de puntos en común. Y esta es una tarea imprescindible: definir aquello que une, la pauta que conecta y no solo las diferencias, errores o contradicciones de un proceso abierto.
  • Difundir, debatir y enriquecer un cuerpo teórico que se ha ido gestando a lo largo del siglo XX y que ya goza de una ingente bibliografía en el nuevo siglo.
  • Concebir la cultura lab con toda su historia, su diversidad y sus mutaciones como uno de los émbolos decisivos de una nueva cultura más libre y democrática.
  • Arte, ciencia, tecnología, diseño, humanidades… Las mezclas e hibridaciones suelen ser diversas, pero todas pueden enmarcarse en la necesidad de trascender las limitaciones de las dos culturas (C. P. Snow) e incluso algunas concepciones reduccionistas de Tercera Cultura.
  • La evolución y progresiva madurez de una cultura del riesgo y la experimentación constituyen una realidad que cabe «cuidar», «curar», consolidar y abrir sin dogmas, ni capillas excluyentes.
  • La cultura lab puede generarse tanto desde los márgenes o las periferias como dentro de las instituciones culturales (universidades, escuelas, museos, bibliotecas, etc.).
  • En la cultura lab hay pioneros y referentes indiscutibles, pero también nuevas manifestaciones que han nacido y evolucionan a partir de su propia experiencia y una praxis con aportes inéditos.
  • La cultura lab es una actitud frente a la concepción, creación, producción y distribución del conocimiento en el siglo XXI. Es un espíritu que «sopla donde quiere» y puede surgir en los espacios, grupos e instituciones más insospechados.

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