China ha sido conocida como el lugar del fake y la copia. Hoy en día, en cambio, tras un acelerado crecimiento económico y tecnológico, se halla comprometida en el desarrollo de la creatividad y la innovación. Este impulso se materializa en el florecimiento de un movimiento «Maker» apoyado por el gobierno y para el que Shanzhai ha dejado de significar «copia fabricada en Shenzhen» para denominar una nueva forma de innovación, basada en la manufactura de fuente abierta y el remake continuo.
Un Hackerspace es un entorno donde la gente puede aprender y juguetear con la tecnología, trabajar en equipo, participar en competiciones internacionales, donde se pueden encontrar y crear oportunidades para todos. Esta es la definición que encontramos en la web de XinCheJian, el primer Hackerspace surgido en China.
XinCheJian fue fundado en 2010 por David Li y sus colaboradores. Este se inició de modo informal, tal y como cuenta David Li*: «El inicio de XinCheJian fue bastante inocente. Yo comencé a experimentar con Arduino, impresión 3D y otras tecnologías similares en 2008. Conforme las cosas se iban acumulando y desordenando mi hogar, el tener un espacio dedicado a este fin tomaba sentido. Empezamos a organizar eventos para discutir sobre Makerspaces en XinDanwei, el primer espacio de co-working en China, y atrajimos bastante interés. Conocí a Minlin Hsieh y a Ricky Ng-Adam en 2010 y juntos decidimos que ya era tiempo de abrir uno. El nombre XinCheJian fue sugerido por Liu Yan, una de las fundadoras de XinDanwei. Danwei significa “unidad de trabajo” en chino, y ChinDanwei, siendo un espacio de trabajo colaborativo, se supone que es una nueva clase de unidad de trabajo. CheJian significa “fábrica” y XinCheJIan se refiere a una nueva forma de hacer y manufacturar».
Estos espacios dedicados a la fabricación digital se caracterizan por ser comunidades locales. Pese a compartir un ethos común, estos se adaptan y se desarrollan conforme a las características del entorno donde se ubican y de la comunidad que los sostiene. Situado en un país emergente, donde la revolución industrial se ha sucedido de modo acelerado y simultáneamente a la implantación de las tecnologías digitales, desarrollándose una enorme estructura industrial dedicada a la manufactura electrónica, animada por un discurso en que el progreso se halla unido al determinismo tecnológico, el DiY Making en China no se asocia a la nostalgia por la producción manual ni a la contracultura que anima a otros centros. En este sentido, XinCheJian es un Hackerspace con características chinas: «En la mayoría del mundo, los Makerspaces son o nostalgia por la manufactura del pasado en el caso de Estados Unidos y Europa o un nuevo modo de hacer para el futuro, en el caso de África. Sin embargo, en China, siendo la fábrica del mundo, la manufactura es el presente y el ahora. Cómo construir un Makerspace donde la gente hace cosas por diversión en un entorno donde producir es la principal actividad económica es el reto tanto en un sentido filosófico como práctico. De aquí el hecho de construir un Makerspace con características chinas».
Situado en el distrito de Jing’an, una de las mayores zonas comerciales y de ocio de Shangai, a la vuelta de la esquina de la calle Changde y sus grandes centros comerciales, se encuentra XinCheJian, ocupando parte de los bajos de XinDanwei. Un imbricado espacio donde las herramientas y cajas de proyectos se acumulan alrededor de dos grandes mesas de trabajo. 100 CNY mensuales, unos 15 euros ―130 si se quiere disponer de una de las cajas de almacenaje colgadas en la pared― dan acceso al uso del espacio y todas las facilidades y, lo que es más importante, a formar parte de una comunidad activa y abierta. Mayormente conformada por trabajadores especializaos con alto nivel formativo, expatriados y aves de paso, entre ellos artistas, ingenieros, diseñadores, programadores, tecnólogos, estudiantes y todo aquel que tenga interés en hacer cosas; que en su tiempo libre y alejados de las necesidades y los intereses económicos emplean sus conocimientos y experiencia en materializar ideas, que se enriquecen en un proceso de intercambio y cooperación. De este modo se desarrollan proyectos relacionados con el hardware abierto, entre ellos el Quadcopter, una máquina voladora que se autoestabiliza, desarrollada a partir de diseños abiertos y ampliamente accesibles, o más relacionados con las necesidades de la comunidad, como el filtro aaiiirrr.org, un filtro de aire open source, destinado a paliar los efectos de la excesiva contaminación de esta ciudad, o más lúdicos como los Insectbots, kits de construcción de robots de fácil manejo y ensamblaje destinados a niños. La computación física es otro de los ámbitos de experimentación, en el desarrollo de los «dispositivos de asistencia», dispositivos que implementan sensores y controladores para asistir a personas con necesidades específicas en el cumplimiento de tareas diarias. Finalmente, la investigación en Internet de las cosas ha dado lugar al desarrollo de un detector de calidad de aire, con el que este centro colabora en el proyecto internacional datacanvas.org. Las cooperaciones en proyectos con instituciones y empresas tanto locales como internacionales también son habituales, entre ellas el proyecto Toy Hack, una colaboración con la empresa Nestworks, destinado a adaptar juguetes para que niños con necesidades especiales también puedan aprender jugando. Un proyecto que ha alcanzado un gran éxito en el show televisivo de crowd funding, Makers.
El desarrollo y mantenimiento de la comunidad constituyen uno de los principales objetivos de este espacio. Para ello se organizan encuentros lúdicos como el Roboracing, un concurso en que los participantes deben desarrollar robots para participar en una carrera; educativos como workshops destinados a la introducción y el perfeccionamiento, tanto de niños como adultos, en el manejo de herramientas postdigitales, impresoras 3D o Arduino, entre otras, o nuevos lenguajes de programación, y encuentros abiertos al público en general. Entre estos últimos destacan las open night. Cada miércoles, a partir de las 19.00 horas, XinCheJian se abre al público, convirtiéndose en un escenario abierto, donde cualquiera, después de anunciarse en el programa y ajustarse a unas reglas mínimas, puede presentar su proyecto, un espacio en el que han participado practicantes, artistas y teóricos implicados con este movimiento de todo el mundo.
En este espacio el hacer deviene creación. Implicados en la experimentación con la materia en un intercambio continuo en que se entrecruzan conocimientos de diversas disciplinas, ideas descabelladas o lúdicas y necesidades sociales, los Makers sacan la innovación de los laboratorios de grandes compañías y los estudios de mercado para trasladarla a un espacio abierto y emergente, donde los consumidores son empoderados creando sus propios productos. Este proceso de innovación da lugar al surgimiento de productos que muchas veces pasan al mercado y nuevas asociaciones que se convierten en nuevas empresas. Así, por ejemplo, miembros de XinCheJian, constituyeron la compañía de robótica DFRobot, y al mismo tiempo, miembros de ese colectivo que no poseen una startup por sí mismos toman parte en la organización de startup weeckends, bootcamps o hackatons.
Este paso de los procesos Maker al mercado no es nuevo. Entre los casos más conocidos está MakerBot. Este proyecto, iniciado en 2009 por Bre Pettis, Adam Mayer y Zach «Hoeken» Smith, para la construcción de una impresora de hardware abierto y fácil manejo, fue una de las campañas más exitosas en la historia de kickstart. Este entusiasmo inicial atrajo gran número de contribuciones, dando lugar al desarrollo de un producto de diseño atractivo, de fácil manejo y económicamente accesible. En 2012, Bre Pettis convertiría MakerBot en una empresa privada, cerrando los diseños de los nuevos modelos Replicator 2 y 2X, al mismo tiempo en que modificaba los términos de uso del repositorio Thingiverse y creaba toda una infraestructura para la fabricación y comercialización de este producto. Poco después, MakerBot se uniría a Stratasys y saldría a bolsa, siendo vendida por 403 millones de dólares. Después de una historia llena de controversias, problemas de dirección y producción, este producto destinado a revolucionar la fabricación digital abierta se ha convertido en otro producto de consumo, dentro del sistema de mercado tradicional.
En China la relación entre la producción Maker y la promoción de nuevos productos y empresas se estrecha, haciéndose más accesible, gracias a que los procesos que hacen posible el hardware abierto y el remake se han desarrollado de forma espontánea en el ecosistema manufacturero que constituye la fábrica del mundo. Una situación que otorga a este país un papel diferenciado en la Tercera Revolución Industrial ligada a la globalización de este movimiento.
* Entrevista realizada a David Li en marzo 2015.
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