La realidad virtual permite al espectador tomar un rol más activo ante la narración. El cambio de punto de vista, junto con las capacidades inmersivas, ofrecen enormes posibilidades en el desarrollo de narrativas documentales. Sin embargo, aún son pocos los proyectos que han explorado estas herramientas.
El pasado año ha sido el de la consolidación de la realidad virtual y el 360. Entre las novedades, hay un cambio en el punto de vista, ya que el espectador puede elegir hacia dónde quiere dirigir su mirada: arriba, abajo, izquierda o derecha. Se trata de una innovación significativa, que aumenta de forma notable la interacción y la sensación de estar en el lugar de la acción. El espectador pasa a tomar un rol activo en la narración y se convierte en usuario. Aunque, según sostiene Josep M. Català, director académico del máster en Documental creativo de la UAB y experto en documental expandido, «El término usuario no es el más adecuado, el problema es que aún no hemos encontrado otro. Nos hallamos ante un postespectador, que ya no permanece pasivo ante las imágenes, sino que colabora con ellas. De manera que los procesos mentales se expresan ahora a través del cuerpo, de sus gestos. No son solamente una cuestión específicamente mental, tal como entendíamos la mente, sino que son corporales sin dejar de ser mentales. Por lo tanto, el postespectador no es alguien que usa un dispositivo, sino que colabora con él, que piensa y actúa con él. Vistos desde esta perspectiva, absolutamente necesaria, los nuevos medios promocionan nuevas formas de pensar. Otra cosa es que se utilicen realmente de este modo, pero la posibilidad existe».
En el máster de la Autónoma se ha llevado a cabo uno de los primeros documentales en realidad virtual hechos en España. Se trata de La vampira del Raval, una pieza de 12 minutos sobre la oscura historia de Enriqueta Martí, realizada por cinco alumnos y coordinada por el profesor y experto Jorge Caballero, quien destaca del 360: «La concepción circular de la representación de la realidad y la teatralidad. En 360 todo funciona más como una coreografía que como una película. Por eso todo tiene un tono de radionovela y los objetos se disponen de una manera muy teatral. El espacio adquiere mucha importancia dentro de la historia». La sensación es parecida a la que proporcionaban las primeras proyecciones de Edison o los hermanos Lumière, en las que un objeto avanza hacia la cámara y genera la ilusión de traspasar la pantalla. Para Català, «con el formato en 360º podemos combinar los dos medios, el teatro y el cine, de forma más incisiva de lo que ya lo hace el propio cine. Pero la equiparación se puede establecer más directamente con el formato de las instalaciones. Digamos que el eje del documental se desplaza, con la RV y el webdoc, desde el cinematógrafo hasta al ámbito de la instalación y el Big Data, pero todo ello sin perder el componente dramático, emocional».
«La expansión del campo visual afecta más al espectáculo que a la narrativa, que se basa en una trama de causalidades», concluye el historiador y pensador Román Gubern, que está acabando un nuevo libro en el que dedica un capítulo a realidad virtual y 360. El caso es que esta nueva técnica obliga a utilizar un lenguaje nuevo, a inventar nuevas formas de puesta en escena, de planificación y de trabajo con los personajes. Generalmente, hay que dejar la cámara grabando y esconderse…O borrar posteriormente al operador. Clàudia Prat, periodista y realizadora afincada en Nueva York que colabora con medios como AP, The New York Times o Univisión, es pionera en vídeos en 360 grados y explica que «a veces el entrevistado está solo hablando frente a la cámara. El equipo está escondido… En ocasiones dejo la cámara en sitios en los que creo que puede pasar algo y luego busco entre las imágenes a ver qué se ha grabado». Desde el punto de vista periodístico, ofrece nuevas e interesantes posibilidades. «Le doy al espectador la oportunidad de que explore la imagen por sí mismo… Me parece más trasparente, más sincero», reconoce Clàudia. Aunque también tiene sus peligros. «Es un arma de doble filo. Puede ser una herramienta periodística muy potente o puede banalizar la narrativa de la realidad y que las historias y los personajes se conviertan en parte de una especie de videojuego», avisa Raúl Gallego, periodista y realizador que colabora con Channel 4 News o Associated Press y que también está empezando a producir sus primeros trabajos en 360 y VR.
«Queremos acercar a nuestra sociedad la realidad de las personas que sobreviven a la guerra, de quienes quedan atrapados bajo las bombas y de quienes consiguen huir, solo para volver a arriesgar sus vidas en rutas peligrosas o para malvivir como refugiados», explica Amaia Esparza, directora de Comunicación de Médicos Sin Fronteras. Recientemente, han presentado dos trabajos en 360 sobre el éxodo de los refugiados sirios y sobre la crisis humanitaria en Sudán del sur. «La realidad inmersiva permite entrar en el mundo de las emociones y sentimientos, que es lo que nos hace humanos», sugiere Amaia, desde una organización que lleva tiempo intentando explicar y acercar los difíciles contextos en los que trabajan.
Las posibilidades de la RV y el 360 son inmensas y todavía poco exploradas. «Estamos en la edad de piedra de la RV. Las tecnologías necesitan un tiempo de adaptación», reflexiona Bernat Aragonés, de Antaviana Films y experto en postproducción, quien ve claras limitaciones a una tecnología que, en ocasiones, todavía no ofrece una buena calidad de reproducción ni una experiencia sensorial suficientemente satisfactoria. Bernat ve mucho más clara e inmediata su consolidación en terrenos como el videojuego. «Todavía no hay un modelo de negocio claro, no hay un retorno… Desde hace muchos años, se innova más en el sector doméstico que en el profesional». Parece que el mercado va tirando del carro, se venden y se diseñan nuevas gafas, cámaras y dispositivos varios para poder captar y reproducir en 360 y RV. Sin embargo parece que «la industria no está dando una respuesta equilibrada a la cultura y el interés por la realidad virtual y el 360», asegura Arnau Gifreu, responsable de InterDocs Barcelona y experto en la materia. «Falta financiación para los proyectos… Ahora empiezan a salir los primeros resultados fruto de la coproducción entre TV3 y TVE para webdocs, pero todavía queda mucho camino por recorrer». Aquí, tanto televisiones como medios digitales están claramente por detrás de las innovaciones y de las posibilidades de producir nuevos contenidos audiovisuales. The New York Times, por ejemplo, hace ya meses que ofrece a diario un vídeo en 360.
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