¿Cómo desafiar el cambio climático desde la cultura? Esta es la pregunta que plantea la segunda edición del Premio Internacional a la Innovación Cultural, con el objetivo de estimular iniciativas que ofrezcan soluciones imaginativas a uno de los problemas globales más decisivos del siglo XXI. Los diez proyectos finalistas son una buena muestra de la diversidad de ideas con las que afrontar este reto. El conjunto de propuestas recibidas nos ayudan, además, a identificar algunas tendencias generales en la lucha contra el cambio climático.
El Premio Internacional a la Innovación Cultural busca en cada convocatoria, con la elección de una temática diferente, servir como plataforma para identificar, acelerar y dar visibilidad al nuevo panorama de la producción cultural. En esta ocasión, el gran número de propuestas presentadas, su calidad y el grado de elaboración son un reflejo de la relevancia que el cambio climático tiene a nivel global. Prueba de ello es la presencia de iniciativas que ya están en marcha o que tienen un largo recorrido.
En la segunda edición del premio se recibieron 218 proyectos, los cuales representan, considerando que muchas de las propuestas han sido redactadas por colectivos o agrupaciones, a más de quinientas personas procedentes de 59 países.
Una vez analizadas las propuestas por parte de una comisión técnica integrada por personal del CCCB, se han seleccionado los diez proyectos finalistas que pasarán a ser valorados por un jurado internacional. La propuesta premiada se desarrollará en el marco de la exposición «Después del fin del mundo» que, junto al Debate de Barcelona, SoyCámara y el programa educativo, complementarán la línea de programación del CCCB durante 2017-2018 vinculada a este tema tan decisivo y crucial.
Diez propuestas para el antropoceno
<3 Earth
El proyecto propone la creación de un espacio experimental expositivo que une la construcción física y simbólica del cambio climático con lo performativo. A través de charlas, encuentros, teatro y acciones multidisciplinares, pretenden escenificar una dimensión contemplativa e invitar al público a reflexionar, a la par que comunicarán sobre los efectos del cambio climático, las políticas actuales de actuación para frenarlo y las dificultades de la comprensión de un tema tan vasto. El colectivo está conformado por Xisi Sofia Ye, Max Grosse, Marc Salicrú, Víctor Ruiz, Anna Serrano, Elena Martín, Román Cadafalch, Adrià Botella y Albert García-Alzórriz.
Eat Drink Spill Hope
Teresa Borasino continúa una de sus líneas de trabajo para explorar un nuevo modelo alimentario basado en una agricultura regenerativa, una distribución y comercialización justa y una alimentación basada en cultivos locales que tengan un impacto positivo en el medio ambiente. Toda la investigación se formaliza en la elaboración de un recetario que servirá de base para impartir talleres y cursos de cocina. El proyecto concluye con cenas performáticas que invitan a reflexionar sobre cómo el consumo de determinados alimentos afecta al ecosistema.
Estrategias postdigitales para el antropoceno
Sandra Álvaro y Ramón Sangüesa tienen como objetivo propiciar una visión posthumanista del antropoceno, creando una nueva relación entre instituciones, públicos y el entorno tecnológico. A partir de una serie de talleres, se pretende ofrecer al público herramientas que lo empoderen en la obtención de datos, su interpretación y el uso crítico y operativo de sus resultados con la finalidad de promover modos de comprender, narrar y actuar en esta era geológica en la que todos estamos implicados.
Hoy es un día cualquiera, a mediados de 2030
El colectivo formado por Víctor González, Lorenzo García-Andrade, Leticia Ybarra, Carlos Gárate, Virginia Lázaro y Eloy Vicente plantea un programa cultural transdisciplinar para abordar la crisis ecológica planetaria a través de actividades que reflexionan sobre la cotidianeidad en el año 2030, fecha límite de los objetivos de desarrollo sostenible. El proyecto diseña una convocatoria expositiva, charlas, conferencias, performances, actividades participativas y talleres para abordar la temática y llamar a la acción.
La Ruleta Gaia
El colectivo Laboratorio de Pensamiento Lúdico propone un juego colectivo para la generación de futuros especulativos sobre la evolución del planeta y los organismos que le damos vida. El proyecto es una instalación participativa basada en una ruleta de casino, que imita nuestro entorno en escala temporal y espacial. A través de diferentes partidas, se moldearán relatos de futuro sobre el devenir del planeta. El colectivo está formado por Estel Cristià, Raúl Herrera, Constanza Mendoza, Rubén Moldes, Antonio R. Montesinos, Susana Rodilla, Christina Schultz y cuenta con la asesoría de Andri W. Stahel.
L’oda al futur
Un proyecto colectivo que propone un calendario de jornadas para hacer visibles los indicios de la aceleración de seis puntos de la geografía catalana en los que ya se pueden experimentar las consecuencias del cambio climático. Grupos activistas de estos paisajes (designados como ODA: «Obrador de Disidencia Activista») se coordinarán con tres obradores más para poder materializar y mostrar los paisajes sensibles en dispositivos ensayísticos, dramatúrgicos, performativos, gráficos y de movilización. La propuesta la presentan Daniel Barbé Farré, Annelies Broekman, Rafael Diez, Josep Ribera, Jordi Huguet, Núria Vidal, Susanna Abella, Sergi Solà, Ramon Gabarrós, Carme Torrent, Jordi Mas, Marian de la Chica, Ariadna Serrahima, Diego Bustamente, Katharina Hetzeneder, junto con las organizaciones Xarxa per una Nova Cultura de l’Aigua, L’automàtica, Can Batlló, Oficina de Disseny, Grup de Defensa del Ter, Plataforma de Defensa de l’Ebre, Martorell Viu, Prou Sal y Paisatges Inestables.
The Apocalypse Project
La filipina Catherine S. Young lleva desde 2013 desarrollando este proyecto y generando año tras año nuevas experiencias y reflexiones. Junto con científicos e ingenieros, la artista especula situaciones futuras y analiza las consecuencias del cambio climático en diferentes áreas: desastres medioambientales y refugiados climáticos, olores que desaparecerán, comida y menú del futuro, indumentaria… Los diferentes experimentos e instalaciones se acompañan de workshops y actividades educativas y participativas.
The Newton Machine
James Auger y Julian Hanna (Madeira Interactive Technologies Institute, Portugal) y Laura Watts (IT University of Copenhagen, Dinamarca), en colaboración con Community Energy Scotland, tratan de desarrollar un prototipo de baterías que funcionan por gravedad para almacenar la energía renovable. Se trata de una investigación que explora las necesidades de comunidades locales concretas con el objetivo de ayudarlas a conseguir la autosuficiencia energética limpia y gratuita. El proyecto consta de tres fases: un laboratorio de experimentación, un laboratorio en vivo y de prototipado y un workshop donde presentarán toda su experiencia.
Upcycling de Barri
Marc Benito y Aniol López son los miembros del colectivo Taller Esfèrica y exploran los beneficios de la economía circular y el tratamiento de los residuos plásticos a una escala doméstica y local. Siguiendo la filosofía de iniciativas como Precious Plastic, proponen la creación de un espacio de encuentro con tres objetivos principales: educación ambiental práctica, desarrollo de productos compatibles con la gestión circular de recursos y la microgestión de residuos plásticos.
We Are All Climate Refugees
¿Cómo sería el mundo si tuviéramos la posibilidad de verlo desde la perspectiva de un refugiado climático? La asociación BeAnotherLab, a través de «The Machine to Be Another», ha creado un sistema que combina realidad virtual, arte performático y metodologías del campo de la neurociencia para crear en el usuario experiencias inmersivas y sensoriales empáticas. En esta ocasión la utilizan para realizar dos documentales VR con los que experimentar en primera persona lo que significa ser refugiado climático.
Vías y tendencias
Aunque buena parte de los proyectos presentados al premio están orientados a sensibilizar acerca del cambio climático y la presente situación, es posible detectar entre ellos diferentes tendencias que van más allá de la divulgación. Las iniciativas exploran prácticas tradicionales que habían sido abandonadas por las tendencias de producción y consumo capitalistas, se plantean prototipos, se desarrollan nuevas propuestas que se adelantan a las problemáticas del futuro y se realizan ejercicios de prospectiva donde predomina el diseño especulativo. El conjunto de los proyectos permite extraer una serie de conclusiones:
- La procedencia de los proyectos reafirma el alcance de un cambio de sensibilidad a nivel global.
- Los colectivos participantes se organizan en estrecha colaboración entre artistas, científicos, diseñadores, gestores culturales, activistas, etc., demostrando que este tipo de iniciativas ayudan a establecer puentes que fomentan la comunicación entre distintos oficios y disciplinas.
- Los proyectos inciden sobre diferentes objetivos y temáticas, enfatizando el hecho de que las consecuencias del cambio climático afectan a todos los aspectos de la vida y que nuestras decisiones cotidianas dejan huellas perdurables en el entorno.
- La hibridación de formatos es una tónica general y la mayoría de las propuestas continúa la línea de la edición anterior del Premio, fomentando la participación de los públicos con sugerentes propuestas de gamificación como otra vía para la sensibilización y el conocimiento.
Por otra parte, los proyectos permiten vislumbrar un cambio de paradigma (o paradigmas) ya anticipado en la reciente edición de Kosmopolis:
- Un cambio filosófico que propone una crítica renovada al antropocentrismo y la necesidad de un nuevo giro copernicano: no somos el centro del universo ni la medida de todas las cosas.
- Un cambio radical de sensibilidad sobre el reino vegetal y animal, sustentado en las ciencias y disciplinas que demuestran la sofisticación y complejidad de las inteligencias no humanas.
- Un cambio en las maneras de asumir el antropoceno, mediante la creación de relatos que trasciendan las visiones nihilistas y distópicas.
El cambio climático está entre nosotros y ha llegado para quedarse, pero las iniciativas culturales y las propuestas presentadas a esta convocatoria del Premio Internacional a la Innovación Cultural nos enseñan que hay maneras y modos con los que concienciar y educar en sus causas y sobre todo a enfrentarse a sus consecuencias. Y lo hacen sin caer en la desesperanza, el cinismo o el nihilismo.
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