El cambiante panorama del sector editorial está generando intensos debates en torno a su reconfiguración. Es necesaria una reflexión en común sobre la evolución de esta industria y su maridaje con las nuevas tecnologías. Tenemos ante nosotros nuevas exigencias y necesidades, a la vez que actores emergentes con modelos de producción y negocio que van abriéndose paso.
Desde hace más de diez años la industria editorial viene sufriendo cambios profundos y acelerados que están estrechamente relacionados con la emergencia de lo digital. Aunque desde hace décadas las tecnologías digitales son una herramienta al servicio de la realización de diversos oficios asociados a la actividad editorial como la redacción, la corrección, la traducción, la ilustración, la maquetación o la impresión, su irrupción en la gestión de la comunicación, la promoción y el marketing, en los canales de venta, en las instancias de prescripción, en el soporte en el que se comercializan y se leen los contenidos e incluso en el acto mismo de la lectura es un hecho mucho más reciente.
Los cambios profundos y radicales que viene sufriendo el ecosistema del libro tienen diversas consecuencias directas como el replanteamiento del rol de los principales actores de la cadena de valor del sector editorial, la exigencia de que todos ellos redefinan sus modelos tanto de producción como de negocio y el reacomodamiento de cada actor de cara tanto a la industria como al mercado.
Hoy en día los actores de la cadena de valor del sector editorial deben enfrentarse a numerosas amenazas que comprometen su supervivencia: en primer lugar, la pérdida parcial o total de su rol como intermediarios; en segundo lugar, el desplazamiento por parte de otros actores hasta hace un tiempo ajenos al sector que están incursionando en él —empresas nativas digitales del ámbito de los contenidos, compañías de desarrollo de software, operadores de telefonía o proveedores de acceso a Internet y de servicios en línea— y que pueden terminar ocupando el lugar que les corresponde a ellos, y, finalmente, el sometimiento a las reglas impuestas por estos nuevos actores y la pérdida de su poder de negociación a la hora de definir las reglas de juego de su negocio.
Actualmente hay diversos factores que les exigen a los actores de la industria editorial replantear sus modelos de negocio, así como redefinir su portafolio de productos y servicios para que respondan a las condiciones, necesidades y exigencias cambiantes de su entorno, lo cual puede ayudarles a encontrar nuevas formas de generar los ingresos que necesitan para garantizar la rentabilidad y la sostenibilidad de su actividad en el medio y el largo plazo. Entre estos factores vale la pena destacar los siguientes: en primer lugar, la omnipresencia tanto de los dispositivos móviles como de la conexión a Internet que hace que hoy en día estemos expuestos a una gran variedad de tipos de contenidos fácilmente accesibles que buscan captar y acaparar nuestra atención; en segundo lugar, la devaluación del libro como fuente de acceso al conocimiento, de entretenimiento y de ocio debido al atractivo, a la rapidez, a la ligereza o a la gratificación inmediata y efímera que otras opciones de bajo coste o gratuitas como los videojuegos, la música, los vídeos o las redes sociales pueden ofrecernos más fácilmente; en tercer lugar, el aumento del volumen de consumidores que solamente están dispuestos a pagar muy poco por acceder a los contenidos o que incluso tienen la convicción de que el acceso a estos debe ser gratuito y que exigen que lo sea, y, por último, la transformación en la experiencia del consumo de contenidos como consecuencia del recurso cada vez más extendido entre el público a dos alternativas de acceso frente al modelo tradicional de compra de productos culturales en soporte físico —libros, revistas, películas, discos, etc.—, que supone la propiedad de estos: por un lado, el pago por licencias de acceso a los contenidos bajo condiciones de uso que generalmente imponen diversas restricciones de modo, tiempo y lugar, y, por el otro, las descargas de contenidos de acceso gratuito mediante vías tanto legales como ilegales.
Cada vez son más las empresas —en muchos casos se trata de startups provenientes del sector tecnológico— que están desarrollando herramientas y servicios asociados al diseño, al desarrollo, a la producción, a la promoción, a la comercialización, a la visibilización, a la compra, a la organización y al consumo de contenidos en el ámbito digital. Es en este contexto que en España han surgido, al margen de las grandes corporaciones, iniciativas como 24Symbols, Bookmovies, Manuscritics, Mylibreto, Realiza tu libro, Røter o SeeBook, cuyos servicios les abren nuevas posibilidades no solo a los diferentes actores de la industria editorial, sino también a los consumidores y que están buscando abrirse un lugar en una cadena de valor que actualmente se encuentra en proceso de reconfiguración. Muchas de las soluciones tecnológicas desarrolladas por estas empresas pueden favorecer significativamente el enriquecimiento de la experiencia del consumo de contenidos, por lo cual en alguna medida representan una oportunidad para aquellos actores de la cadena de valor del sector editorial que tengan la capacidad de identificar su potencial y que estén dispuestos a explotarlas para sacarles provecho.
Debido a las iniciativas que vienen desarrollándose en ellas, a la manera como están evolucionando y a su proyección a futuro, la autopublicación, el préstamo de e-books en bibliotecas, la lectura por suscripción y tanto las aplicaciones como los libros enriquecidos son algunas de las áreas del ámbito de los contenidos digitales que en este momento quizás resulten más prometedoras para los actores de la industria editorial.
En el futuro las opciones de supervivencia de la industria editorial en general y de sus actores en particular pasan por la comprensión de las transformaciones que están teniendo lugar en su entorno, por la gestión de su adaptación a las condiciones cambiantes de este, por el desempeño de un rol activo y por la intervención directa en su proceso de reconfiguración, por el replanteamiento de sus modelos tanto de producción como de negocio, por la creación de nuevas formas de generar ingresos, por la redefinición de su portafolio, por el establecimiento de una relación estrecha con sus públicos que permita conocerlos detalladamente a través de la analítica de datos, por la integración de un amplio abanico tanto de servicios como de herramientas cuya explotación les permitirá sacar más provecho a sus contenidos en el ámbito digital, por la adecuación del precio de estos a las necesidades y expectativas de los consumidores y por la puesta en valor del resultado de su trabajo con el propósito de que los usuarios tengan razones para estar dispuestos a pagar por consumir aquello que les ofrecen.
El actual es un momento fascinante para el conjunto de la industria editorial, que, a la hora de gestionar su transición hacia lo digital, tiene ante sí incontables desafíos y oportunidades a los que sacarles provecho para reinventarse y asegurar su supervivencia.
El Bookcamp Kosmopolis celebró su cuarta edición en 2015 interrogándose acerca de los límites del libro.
AHEBWA OSBERT | 25 abril 2016
thanks for your great job
Im a studend studying BOOK PUBLISHING at MAKERERE UNIVERSITY here in Uganda
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