Ciencia ciudadana y cambio social

La ciencia ciudadana puede ser una herramienta de cambio comunitario gracias a la aportación de los ciudadanos en la recolección de datos y la aplicación del método científico

Trabajo de campo con gansos del Canadá | Wikipedia | Dominio Público

¿Por qué participar en un proyecto de ciencia ciudadana? ¿Para qué implicarse y dedicar esfuerzos a recoger información geolocalizada, activar un sensor o clasificar observaciones? El artículo repasa ejemplos que suponen un aprendizaje individual y un fortalecimiento del sentimiento de comunidad. La tendencia es también plantear cada vez más la ciencia ciudadana desde la acción, potenciando su capacidad de generar cambio social y entendiendo la participación como un proceso de transformación individual o colectiva. El artículo forma parte de una serie de artículos sobre ciencia ciudadana a partir de la experiencia de OpenSystems.

Los proyectos de ciencia ciudadana de más antigüedad han acostumbrado a justificar la llamada a la participación argumentando que los recursos son limitados. Científicos de universidades o centros de investigación argumentan que no pueden llegar a todas partes y que los ciudadanos pueden ayudar a cubrir áreas geográficas lejos de su alcance, o bien a llevar a cabo tareas que llevaría décadas terminar. Por ejemplo, desde los años ochenta se interpela al aficionado a la naturaleza para ampliar la base de observadores de aves en migración en el proyecto del grupo pionero de ciencia ciudadana de Cornell Lab, en los Estados Unidos. O se apela al astrónomo aficionado para clasificar millones de galaxias lejanas con Galaxy Zoo, una iniciativa global inicialmente promovida por astrónomos de la Universidad de Oxford.

El éxito de estos proyectos de ciencia ciudadana se basa en el boom de internet y de las herramientas digitales asequibles, como los móviles, que les permiten articular y sumar esfuerzos de los aficionados repartidos por el planeta. El interés para participar en estos proyectos se da por descontado. ¿Quién no se interesaría en preservar el medio ambiente o poder conocer mejor los confines del universo? No obstante, a medida que la ciencia ciudadana ha ido madurando y diversificándose, las preguntas sobre para qué, cómo o cuándo participar en ellos han ganado cada vez más intensidad.

El saber hacer de la ciencia ciudadana, la llamada ciencia de la ciencia ciudadana, ha ido enriqueciendo los proyectos teniendo más en cuenta la perspectiva de los participantes. Se incluyen materiales para acelerar un aprendizaje autónomo sobre un proyecto de investigación real y así promover la motivación de la educación STEM. Sus mecánicas también plantean nuevas formas para la educación informal a lo largo de la vida y en comunidad, hecho que ha fomentado la creación de alianzas con museos, centros de ciencia o cualquier otro espacio de relación social o cultural.

Si damos un paso adelante más, podemos concebir la ciencia ciudadana como una investigación impulsada por una ambición de cambio. En un sentido abstracto, la ciencia ciudadana modifica el modelo de ciencia que se ha ido desarrollando durante el siglo xx, regido solo por expertos académicos y las instituciones a las que pertenecen. Pero, en un sentido más concreto y seguramente más extremo, la ciencia ciudadana tiene la capacidad de responder a las inquietudes de los ciudadanos. Los ciudadanos dejan atrás el rol de simples participantes para transformarse en promotores de la investigación, tal como pasa en procesos colectivos de generación de conocimiento y en modelos de investigación y acción comunitaria.

DIY Balloon Mapping Kits | Public Lab

Es emblemático el caso de Public Lab, una organización sin ánimo de lucro nacida para dar una respuesta rápida a una emergencia ambiental: el vertido de un petrolero de BP en el golfo de México en el año 2010. La prohibición de sobrevolar la zona afectada por parte de las autoridades no impidió a los pescadores soltar globos de un metro de diámetro a pocos centenares de metros de altura y tomar fotografías aéreas de la zona. El conjunto de las fotografías difundió mundialmente el alcance real de la tragedia y desmintió con evidencias el comunicado de la compañía petrolera. La misma estrategia ha permitido ganar juicios por vertidos ilegales en ríos de diversos estados norteamericanos y el mismo método incluso ha servido para seguir la evolución de la controvertida frontera de Gaza.

El mapeo colectivo es una versión de la ciencia ciudadana que ha posibilitado responder con datos a otras situaciones de emergencia, como la de la fuga a la central nuclear de Fukushima (Japón) en 2011 con Safecast. Entidades como la Cruz Roja ya adoptan estrategias participativas para respuestas humanitarias. En otro nivel más cotidiano y urbano, el grupo Extreme Citizen Science del University College of London es conocido por haber podido revocar la licencia de un centro de recogida de chatarra cercano a una zona residencial después de haber recopilado datos que mostraban la violación sistemática de los límites de ruido fijados por la Agencia de Medio Ambiente del Reino Unido. La contaminación acústica es también el tema del proyecto conducido por Ideas for Change en la ruidosa plaza del Sol de Barcelona en 2017. Las mediciones de ruido acreditaron a los vecinos que protestaban y generaron un importante impacto en los medios.

Volviendo a Inglaterra, Mapping for Change, una empresa social surgida del mismo grupo Extreme Citizen Science, acompaña vecinos y vecinas a evaluar la calidad del aire y tomar decisiones argumentadas para mitigar los riesgos de salud asociados. El caso de Mapping for Change también representa una manera alternativa de concebir la transferencia de conocimiento que habría que reforzar desde las universidades y centros de investigación. Un caso de impacto espectacular relacionado con la calidad del aire es el de CurieuzeNeuzen, que primero (2017) consiguió moderar la reforma de la gran ronda que rodea Antwerp (Bélgica) y después entrar de lleno en el debate de una campaña electoral estatal. De igual manera, en el marco del proyecto xAire liderado desde el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona y del cual hemos sido artífices, más de 600 alumnos y familias de 18 centros de educación primaria de Barcelona midieron la contaminación del aire en 725 puntos de la ciudad durante los meses de febrero y marzo de 2017, una medición de la contaminación con una precisión y una extensión geográfica sin precedentes en la ciudad.

Otra experiencia sonada es la de la crisis del agua de Flint (Estados Unidos, 2016), con intoxicaciones masivas de plomo, que permitió elevar el caso hasta llegar al Senado. También en Barcelona hay otras experiencias relevantes, como la de D-Noses con el control de los malos olores urbanos y el diseño de medidas para contrarrestarlos, o bien MosquitoAlert para investigar y controlar mosquitos que transmiten enfermedades, solo para citar dos más.

La ciencia ciudadana también puede incidir en problemáticas de tipo meramente social. Desde OpenSystems, con la Federació Salut Mental Catalunya, hemos investigado los roles de cuidadores y familiares en el modelo de atención comunitaria en salud mental. La investigación se basa en las preocupaciones expresadas por esta comunidad, que es la que también participó en el proyecto. Otros proyectos de ciencia ciudadana cocreados con distintos colectivos tratan temas tan actuales como la violencia de género, el uso del espacio público o bien el acceso a la vivienda.

Videojuegos para la salud mental | OpenSystems

Los datos y su rigor científico son fundamentales para que las iniciativas de ciencia ciudadana tengan la credibilidad i el impacto social merecidos y sean, a la vez, fuente de nuevo conocimiento digno de ser publicado en las revistas científicas de mayor impacto. La combinación adecuada de estos dos elementos es la que puede asegurar cambios reales en muchos niveles.

Una participación amplia y diversa resulta cada vez más relevante para poner en marcha acciones a través de un diálogo permanente y basadas en un conocimiento socialmente robusto y arraigado en el contexto. La ciencia ciudadana puede ser un contrapeso ante las fake news e incluso puede convertirse en un actor principal en los nuevos modelos de participación democrática y de decisión colectiva que propone la llamada tecnopolítica. Es a través de la participación que conoceremos, reconoceremos, entenderemos y decidiremos.


Miembros de OpenSystems que han participado en la elaboración de este artículo: Isabelle Bonhoure, Anna Cigarini, Josep Perelló i Julián Vicens.

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