El fenómeno millennial

Un intento de definir la generación más popular del momento, comparándola con las generaciones limítrofes y analizando el fenómeno en otros lugares del planeta.

Pelea en el agua en South Beach, 1928

Pelea en el agua en South Beach, 1928 | Izzy Orloff, State Library of Western Australia Pictorial Collection | CC BY

Nacida entre los ochenta y los noventa, la generación millennial últimamente centra todas las miradas: desde la prensa y las empresas hasta los equipamientos culturales que nos preocupamos por llenar los centros de gente joven. Queremos empezar aproximándonos al fenómeno desde una mirada sociológica que analiza cómo se definen las generaciones; postcolonial, pues compara cómo se usa el término más allá del ámbito occidental, y en relación con las generaciones limítrofes: con sus padres, los baby boomers, y con la generación Z.

El término millennial remite principalmente a un fenómeno sociológico localizado en los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), tuvo un auge de popularidad en 2016 y se ha divulgado principalmente a través de artículos de opinión de medios bastante reconocidos (en la revista Time y en el diario The Guardian, entre otros). En contraposición a las posturas que tratan el concepto de millennial como algo inmanente y preexistente, otras posturas –como la del humorista Adam Conover o los psicólogos Kali H. Trzesniewski y M. Brent Donnellan– contextualizan el nacimiento, el apogeo y la aplicación del término millennial para desmitificar una etiqueta aplicada a los jóvenes nacidos entre 1981 y 1996.

¿Cómo se definen las generaciones?

Antes de ahondar en la caracterización de los millennials, quisiéramos hacer un pequeño repaso a cómo se establecen las distintas generaciones. Según el Pew Research Center, el acercamiento al análisis generacional implica seguir los pasos de los mismos grupos de personas en relación con una serie de problemas, comportamientos y características. La manera de gestionar esto pide que se delimiten adecuadamente las distintas generaciones, y esta fronterización se lleva a cabo mediante distintas variables, como son la demografía, las actitudes, los acontecimientos históricos, la cultura popular y el consenso preponderante entre los investigadores. Así pues, es necesaria la advertencia de que «las líneas que definen las generaciones son herramientas útiles para el análisis, pero deben entenderse como pautas, y no tanto como distinciones estrictas». Partiendo de estos criterios, PRC considera que la principal característica de los millennials es demográfica –más concretamente, el hecho de que son los hijos de la llamada «generación del Baby Boom».

Pero la socióloga Almudena Moreno advierte en Verne que es importante tener en cuenta el origen del término millennial: «De hecho, ella [la Dra. Moreno] solo ha encontrado una referencia académica, la de los autores que acuñaron el término. Fueron Neil Howe y William Strauss, en un libro publicado en el año 2000 con el título Millennials Rising: The Next Great GenerationHowe y Strauss son abiertamente los pioneros de una industria basada en la definición de los millennials. Esta profunda conexión, casi originaria, entre la etiqueta millennial y su comercialización es algo destacable, que nos ayuda a relativizarla. Como ya advierte Samantha Raphelson, estas etiquetas son más útiles para los publicistas que para los propios jóvenes a los que definen:

«Las etiquetas ayudan a las empresas y a los medios de comunicación», dice Erica Williams Simon, estratega del impacto social y la comunicación. «Las etiquetas ayudan a las personas que quieren llegar a los jóvenes, pero a quienes ellos ignoran (…).»

Por este motivo nos parece interesante señalar las delimitaciones internas y externas de la etiqueta millennial. Internas, porque introducen una lectura postcolonial que desmitifica la visión de la juventud en clave estrictamente occidental. Y externas, porque, tal como hemos comentado, la distinción entre generaciones es difícil y compleja –aunque ayuda a comprender la conexión entre los miembros de las generaciones comparadas.




Delimitaciones internas: Asia y África

Como la etiqueta de millennial se vincula al ámbito occidental y es desde aquí que se ha universalizado, queremos destacar los términos cercanos que se usan en el ámbito asiático («Strawberry generation» y «Sampo generation») y cuál es la percepción del término millennial en el continente africano.

El primer caso asiático, la «generación fresa», se refiere a la generación nacida en Taiwán a partir de 1982, que se caracteriza por una crianza sin pobreza ni dificultades, la incapacidad de aguantar la presión y el sentimiento infundado de que «todo nos corresponde». El segundo caso que destacaremos es el de la «Sampo generation», en Corea del Sur. Este término es un neologismo surcoreano que se refiere a una generación de jóvenes que «ha renunciado» a una pareja estable, al matrimonio y a tener hijos –presumiblemente, por razones de presión social y dificultades económicas, como son el incremento de las matrículas universitarias, el coste de vida y la falta de viviendas asequibles. Es un término que ha evolucionado hasta englobar una «pérdida ilimitada». Esta tendencia es parecida a la «Satori generation» japonesa, una generación joven marcada por la renuncia –aunque esta renuncia sea ligeramente positiva, pues Satori es una forma de referirse a la «iluminación espiritual a través de la renuncia» en el budismo.

En cuanto a África, la definición difiere de la consensuada por la OCDE. En cuestiones demográficas, los millennials hoy en día representan buena parte de la población africana –en algunas regiones, la generación Z representa casi el 50 % de la población. Otra cuestión central en la definición de los millennials en África es que su relación con las nuevas tecnologías no es tan holística ni estrecha –característica frecuentemente destacada– como la de sus coetáneos en la OCDE –la penetración de Internet en África es significativamente más baja que la media global, y hoy en día las naciones africanas ocupan las últimas posiciones en el ranking de penetración de las redes sociales.

Delimitaciones externas: entre los baby boomers y la generación Z

De las generaciones que delimitan externamente la etiqueta de millennial, destacaremos las dos que son significativas a la hora de definirla: los boomers y la generación Z. La elección se basa principalmente en la tendencia a definir a los millennials en contraposición a sus padres (los boomers) y a la generación más joven, en proceso de construcción (la generación Z). Al margen de un rechazo generalizado y claro a autoetiquetarse como millennial, el espacio generacional posterior a los boomers es desdibujado y complejo.

La relación conflictiva entre boomers y millennials queda bien representada en este intercambio entre Stephen Koukolas (economista y divulgador) y Osman Faruqi (periodista en ABC Life). En una carta de opinión publicada en The Guardian, Koukolas admite que los millennials muestran resentimiento hacia los boomers, sentimiento que considera exagerado porque, a pesar de las dificultades económicas de la juventud, los boomers también tuvieron que pasar por eso en su momento, y en el futuro los millennials vivirán mejor –o sea que cree en una movilidad social intergeneracional siempre positiva y en el progreso. Además, continúa Koukolas, como hoy en día los jóvenes tienen más posibilidades de acceso a la educación superior, tendrán acceso a mejores trabajos. El último argumento de la carta es que los intereses de las hipotecas son hoy más bajos, por lo que adquirir una vivienda tendría que ser más fácil. La respuesta de Faruqi se dedica a negar todas las afirmaciones de Koukolas. En cuanto a la educación superior, empieza hablando de una movilidad social negativa por lo que a la juventud de hoy en día se refiere. Continúa cuestionando si la deuda universitaria y las altas tasas universitarias son razonables, y habla de la sobrecualificación y la falta de sitios de trabajo que requieran estudios superiores. En cuanto a la vivienda, Faruqi habla de un descenso del número de jóvenes (24-34 años) propietarios de una vivienda, y cita distintos fragmentos de un estudio del Reverse Bank of Australia que habla de que la capacidad de los jóvenes para adquirir viviendas ha disminuido de una forma brusca y clara.

En cuanto a la generación Z, Jessica Tarlov caracteriza a estos jóvenes por su mayor implicación política, etiquetándolos como «Regin Makers» y distinguiéndolos de los millennials mediante ejemplos culturales, como: Emma Watson (millennial) vs. Emma González (generación Z), Nicki Minaj (millennial) vs. Cardi B. (generación Z), Gossip Girl (millennial) vs. Riverdale (generación Z), etc.

Lo que caracteriza la generación Z es que factores tales como la precariedad económica, la última revolución tecnológica, el impacto cultural iniciado con el 11-S, etc. forman parte de su vida desde el inicio. Por lo tanto, tal como también considera Michael Dimock, lo que define a ambas generaciones no dista mucho:

Es muy probable que los datos históricos, tecnológicos, conductuales y actitudinales nos hablen de un continuo entre generaciones, más que de un umbral. Como se ha visto en el pasado, esto significa que las diferencias entre los miembros de una misma generación pueden ser tan notorias como las diferencias entre distintas generaciones, y que los mayores y los más jóvenes convencionalmente definidos como miembros de un mismo grupo en realidad suelen sentirse más cercanos a las generaciones limítrofes que no a la que se les ha asignado. Esto, pues, nos recuerda que las generaciones son grupos inherentemente variados y complejos, y no meras caricaturas.

De hecho, el pionero en estudios generacionales Chuck Underwood asegura que la generación Z no existe, pues no se ha producido ningún cambio significativo en los modelos familiares, religiosos, etc. En resumen:

Para poder declarar que ha nacido una nueva generación, las diferencias deben ser profundas (…). Una generación muere, y nace otra, solo cuando los tiempos y las enseñanzas que los niños pequeños absorben moldean valores íntimos que son significativamente distintos de los de la generación que les precede. Y esto aún no lo hemos visto.

Justicia intergeneracional

El hilo conductor del fenómeno millennial: la actual falta de «justicia intergeneracional». Este término, que se podría definir grosso modo como la idea de equidad o justicia entre generaciones, implica también la posibilidad de la equidad y el trato justo hacia las generaciones que están por nacer. Este término interrelaciona problemáticas sociales, económicas i filosóficas.

No nos queremos alargar en esta cuestión, pero, para resumir de qué forma toda la información precedente conecta con la noción de «justicia intergeneracional», citaremos el aviso de incendio de Zygmunt Bauman:

Preguntó cuánto tiempo conllevaría combinar el rancor del ejército francés de baby-boomers irados por la amenaza a sus pensiones familiares con el de la clase del 2010, a la que se ha negado el derecho a la pensión. ¿Pero combinarlo para qué?, deberíamos preguntarnos. ¿Para llegar a una nueva guerra entre generaciones? ¿Para convertirlo en un nuevo ataque de los sectores extremistas beligerantes hacia una clase media cada vez más precarizada, desanimada y cabizbaja? ¿O en el consenso intergeneracional de que este mundo nuestro, caracterizado por el uso de la hipocresía como herramienta de supervivencia y por quemar las esperanzas nada más nacer, ya no es sostenible y necesita una renovación (que nos llega, ya, con un retraso letal)?

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