Museums and the Web: 20 años de debate sobre la transformación digital

La transformación digital y el cambio organizativo en las instituciones: hacia la creación de contenido abierto, accesible y a disposición del usuario.

Vista aèria d'un elefant al National Museum of Natural History's Rotunda, 1981. The Smithsonian Institution Archives. Sense restriccions conegudes de drets d'autor.

Vista aérea de un elefante en el National Museum of Natural History’s Rotunda, 1981.  The Smithsonian Institution Archives. Sin restricciones conocidas de derechos de autor.

El prestigioso congreso Museums and the Web, celebró su cita anual el pasado mes de abril. En su vigésima edición, los temas que preocupan a la comunidad profesional se mantienen: cómo poner las colecciones en línea, cuál es la función educativa de un museo, cómo programar y diseñar proyectos centrados en el usuario, etc. La tecnología puede dar soluciones a estas líneas de trabajo, pero no es fundamental: «El cambio digital en los museos es organizativo». Las instituciones se hallan ante procesos de cambio que afectan a todos los departamentos (y no solo a los equipos digitales) y, en el centro de esta transformación, están los usuarios. Nuestra compañera Lucia Calvo, pudo asistir al congreso gracias a una beca de sus patrocinadores y comparte en este artículo una síntesis de lo aprendido.

Vuelvo del congreso Museums and the Web Los Angeles después de una intensa semana de debates y charlas en torno a la transformación digital en galerías, bibliotecas, archivos y museos. Cuando los compañeros de trabajo me preguntan cómo ha ido, se me hace difícil dar una respuesta breve que resuma todo lo que he vivido y aprendido. Hasta que no inventen una aplicación o pócima mágica que permita la ubicuidad, es imposible seguir un acontecimiento con un programa tan repleto de actividades, y muchas de ellas sucediendo al mismo tiempo. En cuatro días tuvieron lugar veinte talleres, más de treinta demostraciones y más de cien charlas, entre las que había conferencias, presentaciones de papers y de proyectos, almuerzos y desayunos profesionales, relatos de experiencias, foros de debate y sesiones prácticas. Además, se podía visitar una sala de expositores, una muestra de arte digital y, al final de las maratonianas jornadas, asistir a las fiestas de recepción a los fabulosos museos The Broad y Natural History Museum of Los Angeles. Este completísimo programa de actividades fue seguido por unos ochocientos asistentes de 467 instituciones culturales de 32 países del mundo, con una (lógica) mayoría de representantes de Estados Unidos.

David Bearman y Jennifer Trant, padres fundadores de Museums and the Web en 1997, explicaron que, aunque han pasado veinte años desde el nacimiento del congreso, los temas que preocupan a la comunidad profesional se mantienen con el paso del tiempo: cómo poner las colecciones en línea, cuál es la función educativa de un museo, cómo programar y diseñar proyectos centrados en el usuario, etc. La tecnología puede dar soluciones a estas líneas de trabajo, pero no es fundamental. «El cambio digital en los museos es organizativo», rezaba uno de los tuits que circulaba durante el congreso. Como ya hemos escrito en otros artículos de este blog, ni las redes sociales ni los gadgets tecnológicos del mercado deben cegarnos. Las instituciones se hallan ante procesos de cambio que afectan a todos los departamentos (y no solo a los equipos digitales) y, en el centro de esta transformación, están los usuarios. La clave radica en saber cuál es el lugar y la estrategia de nuestra organización en este contexto cambiante.

Este artículo es un resumen de algunos de los temas abordados durante MWXX, un intento de síntesis de las ideas que me resultaron más interesantes. Echaréis de menos menciones a algunas de las ponencias y proyectos presentados en Los Ángeles, pero, por suerte, en la web de Museum and the Web están publicados todos los papers de la historia del congreso. Os recomiendo echar un vistazo al programa de este año y adentraros en el archivo histórico de la web del congreso (algo difícil navegar en él, todo hay que decirlo), porque ahí encontraréis una excelente fuente de documentación de las problemáticas y líneas de trabajo de los museos del siglo XXI.

Estado de vigilancia y privacidad. ¿Qué papel desempeñan los museos?

El ciberactivista y fundador de la revista digital Boing Boing Cory Doctorow impartió una conferencia acerca de la economía de la vigilancia masiva, un problema de alcance global, según Doctorow. En un mundo conectado en el que prácticamente todas nuestras interacciones sociales pueden ser rastreadas y espiadas y en el que cada vez resulta más barato para las empresas conseguir nuestros datos personales, ¿qué papel deben desempeñar los ciudadanos y los museos? Doctorow alertó de la importancia de actuar con responsabilidad respecto a nuestros datos (por ejemplo, optar por sistemas y dispositivos que no nos obliguen a instalarnos software en nuestros dispositivos sin permiso) e instó a las instituciones culturales a que actúen con la máxima transparencia y cautela sobre los datos de los visitantes. Esta última recomendación de Doctorow entra en contradicción con otro de los temas clave de Museums and the Web: la recogida de datos sobre públicos, cada vez más sofisticada.

Datos y más datos: ¿para qué medimos?

¿Es necesario contar con tantos datos sobre los visitantes para mejorar la experiencia de usuario? ¿Estamos informando bien a los visitantes sobre el uso que hacemos de su información personal? Los datos fueron uno de los temas estrella del congreso, desde varios talleres de analítica aplicada a web y/o redes sociales, visualización de datos u open data hasta las presentaciones de papers sobre «The (big) Data session», charlas sobre cómo las organizaciones están gestionando ingentes bases de datos, cruzando información e intentando sacar de las mismas conclusiones útiles y comprensibles.

En el taller Metrics, metrics everywhere, impartido por Brian Alpert, Sarah Banks, Erin Marie Blasco y Effie Kapsalis (todos ellos profesionales en diferentes sedes de la Smithsonian Institution), aprendimos que lo más práctico para no enloquecer a la hora de medir (¡y demostrar a nuestros jefes!) el impacto de webs y redes sociales es aplicar una metodología de análisis regular y sencilla. Tener claros los objetivos del proyecto o programa a comunicar, decidir qué estrategias seguimos y las tácticas más adecuadas para desarrollarlas, elegir qué medimos y por qué y escoger (pocos) indicadores para validar las tácticas son algunos de los consejos que propusieron. También recomendaron recoger datos al menos durante seis meses, para tener un poco de perspectiva de la campaña analizada. El PowerPoint del taller está publicado en Internet, así como el del curso que impartió Elena Villaespesa, del Metropolitan Museum de Nueva York, considerada una de las mayores expertas en analítica web del sector cultural.

Sobre la gestión de datos de forma masiva y su impacto en las rutinas de trabajo de la plantilla del museo, os recomiendo la ponencia de Micah Walter, del Cooper Hewitt, Smithsonian Design Museum. En este post que publicó el Cooper Hewit Lab, podéis leer los detalles de la presentación.

Es asimismo interesante el proyecto de investigación Culture Metrics para evaluar la calidad de los servicios culturales de instituciones inglesas sobre la base de un sistema de recogida datos sobre opiniones de los visitantes.

¿Ya somos virales?

Asistí a la charla de Angelica Aboulhosn (Brookings Institution) «Contagious: Why Museum Campaigns Go Viral» para encontrar una respuesta convincente y definitiva a la pregunta que a muchos de vosotros, si os dedicáis a la comunicación digital, os habrán hecho: ¿ya es viral este contenido? Difundir ideas emotivas/humorísticas, con valor práctico, y generar conversación y un relato colectivo (a través del remix de obras, por ejemplo) son elementos que contribuyen a la viralidad y repercusión de un contenido. Algunos ejemplos de campañas de museos: #5WomenArtists, #ArtMadness, #GIFItUp (los GIF ya son tendencia), Vangoyourself (recreación de obras de arte entre amigos), #NGADrawingSalon, The Next Rembrandt, Connections of the Met.

Contenido abierto, accesible y al alcance de todos

«Debemos mover el contenido donde esté la gente, desinstitucionalizar y facilitar su reutilización», dijeron David Bearman y Jennifer Trant, fundadores de Museums and the Web en su charla en MWXX. Todo un reto que nos puede dar pistas a la hora de plantearnos qué queremos y podemos hacer con nuestras colecciones y archivos, tanto si se encuentran entre cuatro paredes como si son digitales. Fueron muchas les presentaciones dedicadas al diseño de sistemas de búsqueda e interfaces amigables para que las grandes colecciones de museos sean fáciles de navegar y el visitante acabe encontrando lo que le interesa. El jefe del área de desarrollo digital del Museo del Prado, Javier Pantoja, presentó en Los Ángeles la web de la pinacoteca madrileña, creada a partir de un modelo semántico que permite realizar búsquedas más intuitivas entre las obras de la colección, sus autores y otros contenidos asociados. Podéis leer aquí más detalles de la web semántica del Prado, que acaba de ganar el prestigioso premio Webby que reconoce los mejores proyectos en Internet.

La importancia del diseño inclusivo (un paso más allá de la accesibilidad del museo con la intención de que los contenidos lleguen a todo tipo de usuario) se trató en una interesante presentación de Corey Timpson, que habló de cómo el Canadian Museum for Human Rights está trabajando desde una perspectiva inclusiva en todos los elementos que hay que diseñar dentro del museo: desde los espacios del edificio hasta las exposiciones (cartelas y todos los medios expuestos en sala), pasando por la web o los elementos de comunicación.

Storytelling y estrategia de contenidos

Una buena forma de mejorar la experiencia de los visitantes es trabajar la comunicación de los contenidos de los proyectos, tanto en formatos digitales como presenciales. De ello se encargan en algunos museos los equipos de Interpretive Media, profesionales que piensan el(los) relato(s) que hay que generar y qué medios son los más apropiados (cartelas, web, folletos, audioguías, minisites) para hacer atractivo, comprensible y cercano al usuario un proyecto cultural o expositivo. Aunque me dedico a la creación de contenidos culturales, debo confesar que no sabía que existían departamentos con estas funciones. Uno de los talleres que realicé en MWXX me sirvió para adentrarme en el mundo del interpretive media.

Antes de iniciar un proyecto por el tejado con peticiones que solo se centran en la tecnología («Queremos una web para la exposición» o «Queremos una aplicación del museo»), es esencial conocer cuáles son los intereses del público al que nos queremos dirigir, saber con qué contenidos contamos (o si hay que crear otros nuevos) y fijar unos objetivos. Después, ya escogeremos cuáles son los canales y los medios más apropiados para hacer llegar nuestro relato. El storytelling y la co-creación de proyectos con públicos son temas que se repitieron en muchas otras charlas del congreso y que, desgraciadamente, no pude seguir porque se solapaban con otras sesiones.

Móvil

Me gustó la reflexión que hizo Catherine Devine acerca de la evolución del diseño web para móvil, que va más allá de quedar satisfechos con las versiones responsive de las webs de museos. A la hora de diseñar aplicaciones o webs para móvil, deberíamos tener en cuenta las acciones diarias de una persona que utiliza el móvil, sus «momentos» de uso del dispositivo: uno se despierta (mira la hora en móvil), coge un vuelo (consulta el billete en el móvil), pide un taxi (llama por el móvil). Deberíamos integrar la experiencia museística en el uso cotidiano del móvil, como un momento más.

El museo se hace digital: cambio estratégico en las instituciones culturales

Sebastian Chan (Austrilan Centre for the Moving Image), Timothy Hart (Museum Victoria), Nancy Proctor (Baltimore Museum of Art) y Carolyn Roston (Isabella Stewart Gardner Museum) tienen en común que todos son expertos que han liderado procesos de transformación organizativa de museos. En una interesante mesa redonda, hablaron de la complejidad de convencer a las plantillas y, sobre todo, a los directivos de la necesidad de cambiar procesos y formas de trabajar. Demostrar que los cambios de una estrategia digital tendrán éxito y hacerlo en un plazo de tiempo no muy largo (hablaron de seis meses) son dos de los elementos a tener en cuenta, según los ponentes. La alfabetización digital, otro de los temas abordados en MWW, es otro factor importante.

En otra de las sesiones, se habló de la necesidad de hacer que todos los departamentos de un museo «piensen en digital». ¿Cómo lograr este cambio de mentalidad? Contar con las herramientas y la formación necesaria, establecer mejores métodos de colaboración interdepartamental y generar nuevos flujos de trabajo son algunos de los apuntes que salieron a la luz y que se pueden consultar en un documento creado de manera colaborativa durante el congreso: «Visions: matrix».

Playlist de momentos y apuntes personales

No quiero finalizar el artículo sin dejar constancia de mi lista personal de apuntes al margen, impresiones y experiencias vividas en MWXX-Los Ángeles.

  • Las sesiones «Lighting talks» y «How To». Me gustaron mucho estos formatos de presentación rápida y breve de proyectos, más dirigidos a la práctica profesional y el uso de herramientas y técnicas para mejorar los vídeos, las aplicaciones móviles, los proyectos webs, etc. A través de la presentación de un proyecto de ciencia ciudadana impulsado por el Natural History Museum of Los Angeles, descubrí Inaturalist.org, una red social opensource que permite que cualquier persona pueda publicar fotografías y recursos sobre la naturaleza y compartirlos y discutirlos con científicos y naturalistas.
  • Me esperaba otra cosa… Del Web Crit, la sesión en que expertos en usabilidad y diseño web analizan y critican proyectos web de museos con voluntad crítica. Solo analizaron cuatro webs y las críticas fueron un poco largas (quizás no eran necesarios tantos comentarios humorísticos sobre la navegación de las webs que soportaron estoicamente los representantes de los webs analizados que había en la sala). Quizás una metodología de análisis más sistematizada permitiría analizar más proyectos.
  • Y la segunda (pero pequeña) decepción: el blog del CCCB Lab, nominado a los GLAMi Awards, que premian a los mejores proyectos digitales en cultura, no se llevó ningún galardón. Sin embargo, los GLAMi siempre son un buen motivo para conocer proyectos interesantes, como la revista British Art Studies, una publicación digital sobre arte británico de acceso abierto que fue la preferida por votación popular.
  • Una experiencia única: cenar rodeada de los maravillosos y oníricos dioramas de animales del Museum of Natural History de Los Ángeles, donde se celebró una de las recepciones del congreso, y pasear entre esqueletos de dinosaurios gigantes.
  • Nunca olvidaré: el Millenium Biltmore Hotel, el peculiar hotel donde tenía lugar el congreso y donde nos alojábamos la mayoría de inscritos. Atracción referenciada en las guías turísticas de Los Ángeles, necesitaría una crónica aparte por fascinante y cinematográfico (las primeras ceremonias de los Oscar tuvieron lugar allí). Es un hotel de pasillos infinitos, hilo musical inquietante, escaleras con salidas imprevisibles, inexistente luz natural y múltiples salas tapizadas de alfombras con motivos florales.
  • Agradecimientos: pude asistir a Museums and the Web Los Angeles gracias a una beca que otorgan los patrocinadores del congreso. A ellos y todo el equipo de MWXX (especialmente a Hiroko Kusano y a Nancy Proctor por su apoyo y acogida), les quiero agradecer haberme permitido vivir esta experiencia tan enriquecedora. ¡Hasta la próxima!

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  • Carlos | 14 septiembre 2016

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