Las instituciones culturales durante la pandemia

Analizamos la evolución durante la pandemia de instituciones de todo el mundo dedicadas al Patrimonio cultural.

Exposición en el Louvre

Exposición en el Louvre | Pixabay | Dominio público

Teletrebajo, cambios en la organización, pérdida de ingresos, aceleración de los procesos de digitalización… Los efectos de la pandemia en las instituciones culturales han sido diversos, pero se observan algunas constantes en todo el mundo, tal como recoge el estudio «¿Cómo han evolucionado durante la pandemia las instituciones dedicadas al Patrimonio cultural alrededor del mundo?». La investigación analiza la situación de dieciséis instituciones vinculadas al Patrimonio cultural en distintas partes del mundo, y fue presentada los pasados 22 y 23 de octubre en el marco de las 43as Jornadas Anuales de la National Association of Business, Economics and Technology en Estados Unidos, celebradas este año vía Zoom. Los autores comparten sus conclusiones.

2020 pasará a la historia como uno de los llamados años «VUCA», por sus siglas en inglés, un periodo caracterizado por la volatilidad (volatility), la incertidumbre (uncertainty), la complejidad (complexity) y la ambigüedad (ambiguity). Según algunos autores, la actual pandemia ha significado el cierre temporal o definitivo de muchas empresas alrededor del mundo. Así, pues, las instituciones dedicadas al Patrimonio cultural también se han visto afectadas en diferentes niveles.

Durante la investigación bibliográfica de fuentes que tratasen de forma rigurosa la afectación y la evolución de las instituciones culturales durante la pandemia, no encontramos ninguna publicación que fuese relevante para el estudio. Esto se justifica por la inmediatez de la situación, que no ha dado tiempo a la publicación de estas obras. Hasta aquí, los resultados parecen lógicos, pero, ¿qué ocurre con todos los documentos y artículos publicados en internet que hablan del tema? Como decíamos, ha sido una cuestión muy tratada en los últimos tiempos, aunque pueda parecer que ya está todo dicho. Sin embargo, sorprendentemente, las conclusiones al analizar estas fuentes estuvieron muy lejos de confirmar esta suposición.

En efecto, se habla mucho de cómo han afectado a las instituciones culturales la pandemia, el confinamiento y las medidas posteriores, pero estas fuentes principalmente recogen voces individuales de instituciones concretas explicando su situación particular. Como mucho, la hacen extensiva a un colectivo concreto. Así, encontramos opiniones sobre las dificultades que han afrontado los museos, los teatros, etc. Experiencias particulares.

Por otro lado, los estudios realizados con una vocación más objetiva –y, efectivamente, hay–, han sido llevados a cabo por organizaciones locales, nacionales o internacionales implicadas directamente en la gestión de un determinado grupo de instituciones. Son especialmente interesantes estudios como los del International Council of Museums (ICOM) o el Network of European Museums Organisation (NEMO), que tienen a su alcance de un gran número de datos y medios pero que forman parte, en este caso, del propio mundo de la gestión museística.

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En consecuencia, se consideró que era necesaria una investigación con un enfoque científico externa a las macro-organizaciones de gestión cultural. No menos importante era que esta investigación, a diferencia de los estudios previos, no tuviese en cuenta un único tipo específico de institución cultural (por ejemplo, museos) y que no se limitase a una sola zona (por ejemplo, Europa). Nuestro estudio, pues, se ha hecho siguiendo estas premisas: metodología y aproximación científica, objetiva e independiente, análisis de diferentes tipos de instituciones dedicadas al Patrimonio cultural (no solo una tipología) y obtención de una visión global (no limitada a una sola zona). Después de ponernos en contacto con numerosas instituciones de todo el mundo, han participado en nuestro estudio un total de 16, repartidas en seis áreas geográficas: Norteamérica, Sudamérica, Europa, África, Asia y Oceanía. El conjunto resultante incluía diferentes tipos de instituciones que a su vez se han reagrupado en cuatro categorías: museos, centros culturales, festivales y agencias gubernamentales de cultura.

Se han realizado entrevistas en profundidad con todas ellas con el objetivo de comprender las acciones y reacciones llevadas a cabo por cada una durante el periodo primavera-otoño de 2020, y hemos obtenido algunos resultados especialmente interesantes, como que el confinamiento de marzo no fue general para todas las instituciones participantes; en muchos lugares se pensó que sería una situación de corta duración y que pronto se volvería a la normalidad. En estos casos, se decidió no tomar medidas extremas de cambio, ni estructural ni con respecto al modelo de la oferta, y esperar para ver cómo evolucionaba todo. Por otro lado, no todas las instituciones medían sus éxitos de la misma manera, pero la pandemia afectó a todas ellas de forma muy significativa a nivel de pérdida de ingresos. Los problemas económicos y los recortes de personal han sido generalizados y, a menudo, han llegado a poner en peligro la supervivencia de la propia institución.

El estudio ha hallado que en algunos países la gestión de las instituciones culturales está más descentralizada que en otros y, por tanto, los encargados de tomar las medidas han sido los gobiernos o la dirección de la institución. Posiblemente, el hallazgo más importante ha sido la confirmación de que la pandemia ha acelerado, en general, la tendencia previamente existente de dar un mayor peso específico a la actividad en línea, tanto en términos de procedimientos de trabajo como de producción y comunicación de actividades. A fin de realizar este cambio interno tan rápido e inesperado hacia el teletrabajo, las instituciones se han enfrentado a menudo a carencias en la preparación y en los conocimientos técnicos de los trabajadores, así como de recursos y equipamiento para luchar contra la situación de crisis. Esta transición hacia el trabajo a distancia en muchas instituciones ha respondido a un proceso de learning-by-doing (‘aprender haciéndolo’), sin que los equipos de trabajo estuvieran preparados y/o sin tener, en muchos casos, las herramientas tecnológicas que posibilitaran realizar ese trabajo en condiciones óptimas.

Debido a la pandemia, el desplazamiento hacia una oferta digital de los contenidos de las instituciones culturales ha sido común pero no tan generalizado como cabía esperar. Los problemas de conectividad pueden explicar este hecho en tan solo uno de los casos analizados y, sorprendentemente, las propuestas digitales más innovadoras no proceden de los países del llamado «Norte global». Por ejemplo, hay que destacar el caso del Museo de Arte Precolombino e Indígena (MAPI) de Montevideo, una institución de Sudamérica que reaccionó con gran celeridad y apostando claramente por los medios digitales, y que ha sabido sacar provecho de la situación, incrementando de forma muy significativa su posicionamiento en las redes sociales más allá de su entorno tradicional.

En cuanto al futuro y a la persistencia de las medidas tomadas durante la pandemia, a pesar de la cantidad de veces que se ha escuchado la frase «los cambios han llegado para quedarse», no todas las instituciones consideran que vayan a hacerlo en sus procedimientos de trabajo. Tampoco con respecto a cómo proponen sus contenidos y/o propuestas culturales. Lo que sí resulta común a todas las instituciones es el deseo de volver a las actividades y al trabajo presencial, complementados o no con formas digitales de los mismos, tan pronto como sea posible.

La investigación hace salir a la luz nuevas preguntas que quedan momentáneamente abiertas. Por ejemplo, ¿quiere afrontar el público una interacción directa con los contenidos culturales? ¿Está abierto a nuevas experiencias que permitan una nueva/diferente aplicación del storytelling? ¿Quieren una mayor experimentación o una mayor contextualización? ¿Ambas tendencias son complementarias o excluyentes? Otra pregunta sería si el contenido digital se convertirá en «el contenido» y no en una simple herramienta para permitir la visibilidad de las instituciones o para atraer nuevos públicos. Haría falta otro estudio para poder dar respuesta a todas estas y a otras preguntas que van revelándose sobre el futuro de la oferta cultural.

Por otro lado, también surgen inquietudes sobre si esta pandemia hará que las instituciones evolucionen en el modo de funcionar internamente, y, en este caso, cómo pueden hacerlo de forma sostenible. La pandemia puede llevar a cambios en la estructura interna y en el reparto de los recursos. Los que se encargan de los contenidos en línea son a menudo trabajadores externos a las instituciones. Viendo la gran importancia que han cobrado durante la pandemia, ¿se convertirá este en un servicio interno de la propia institución? ¿Se los valorará más a partir de ahora dentro de la estructura? Hasta ahora, las instituciones que ya contaban con un equipo dedicado a los contenidos digitales con frecuencia los consideraban subsidiarios de los equipos de comunicación y de los contenidos «tradicionales». Como habitualmente se trataba del área que se había incorporado en último lugar a la institución, a menudo eran equipos con recursos limitados, tanto humanos como económicos. Con la pandemia, estos equipos dedicados a los contenidos en línea han sido quienes han hecho posible que la institución siguiera adelante y se mantuviera «activa» a ojos del público. Este personal ha tenido que tomar las riendas de la visibilidad de la institución, y, al hacerlo, la carencia de recursos de que se les dota se ha hecho aún más evidente. Así, pues, la situación actual, en este sentido, no parece sostenible a largo plazo. ¿Cambiará?


Las instituciones que han participado en nuestro estudio son: ADCK Centre Culturel Tjibaou (Nouméa, Nueva Caledonia), ArtsQuest™ (Bethlehem, Pennsylvania, Estados Unidos), Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB)  (Barcelona, España), Francofolies (París/La Rochelle, Francia), Instituto de Cultura del Gobierno de la provincia de Corrientes (Corrientes, Argentina), Lahore Museum (Lahore, Pakistán), Museo de Arte Precolombino e Indígena (MAPI)  (Montevideo, Uruguay), Ministry of Tourism and Antiquities, Development of Archeological Sites and Museums (El Cairo, Egipto), Munch Museet (Oslo, Noruega), Museo de Bellas Artes Franklin Rawson (San Juan, Argentina), National Museum of Industrial History (NMIH)  (Bethlehem, Pennsylvania, Estados Unidos), Preservation PA (Harrisburg, Pennsylvania, Estados Unidos), Sustainable Sky Lantern Festival (PingXi, Taiwán), The Australian Armour Artillery Museum (Smithfield QLD, Australia),  The National Gallery (Camberra, Australia) y Vikingeskibs Museet (Roskilde, Dinamarca).

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