Fabricando el futuro energético en el confín de la isla

Diario de la instalación de la Newton Machine en la isla de Eday (Escocia), un proyecto que desafía la cultura energética desde la participación ciudadana.

Un tàndem utilitzat pels alemanys per generar electricitat a les trinxeres. Moislains, 1918 | National Library of Scotland | CC BY

Un tándem utilizado por los alemanes para generar electricidad inalámbrica en las trincheras. Moislains, 1918 | National Library of Scotland | CC BY

The Newton Machine es el proyecto ganador del II Premio Internacional a la Innovación Cultural. Se trata de una intervención artística que incluye la presentación de un prototipo de almacenamiento de energía mediante el uso de la fuerza de la gravedad y un manual de aplicaciones, hecho con una comunidad local, a partir de sus herramientas, sus repuestos y su experiencia. Tras trabajar en la isla de Madeira para desarrollar los prototipos, el Reconstrained Design Group viaja a la isla de Eday para construir una batería por gravedad. Fruto de esta experiencia publicamos el diario del proceso, que también plantea una reflexión sobre el futuro de la energía.

El futuro energético vive en las Orcadas, unas islas remotas de la costa norte escocesa. No son periféricas, pero tienen unas condiciones energéticas extremas. El hecho de haber tenido que adaptarse a vivir en un mundo moderno precario, les ha instado a convertirse en un laboratorio viviente frente a un futuro alterado por el clima. El Reconstrained Design Group viajó a la isla de Eday para colaborar en el proyecto de la Newton Machine. Se trata de una batería energética construida in situ por los habitantes del lugar: isleños con sus herramientas propias, trabajando con materiales de desecho y que obtienen la energía que precisan en su entorno local. Así, comprendimos por qué la energía del futuro se encuentra aquí, en estos confines.

“Me dicen medio bromeando que, cuando llegue el Apocalipsis, este será el lugar donde estar, para sobrevivir y prosperar, en el futuro.” (Fragmento del Manual de instrucciones de la Newton Machine de Eday).

Cuando estoy en las Orcadas, vivo en el futuro energético. Se trata de un lugar al que, como etnógrafa de la energía, regreso cada año desde hace una década. Elegí este emplazamiento cuando me puse a buscar un buen sitio para construir una novedosa máquina para el almacenamiento de energía; el lugar era idóneo y me acompañé del Reconstrained Design Group. No obstante, cuando se vive en el futuro, se hace difícil describirlo para los que viven en el presente. Lo intentaré…

¿De dónde proviene la energía? En las Orcadas, más del 100% de su electricidad la genera el viento oriundo de la helada costa canadiense, que no cesa de soplar, arremolinarse y hacer balancear las farolas cuando acechan las tormentas. Las turbinas eólicas comunitarias repartidas por sus campos como pálidas flores de diente de león generan beneficios para estas islas que venden la energía recabada a la red nacional, y al lado de las granjas giran las microturbinas. Cada vez que se enchufa una jarra eléctrica, uno tiene la seguridad de estar procurando unos ingresos a la comunidad local.

Para nuestro proyecto de almacenamiento de energía colaboramos con la empresa que gestiona la turbina eólica comunitaria en la isla de Eday. Son 130 personas cuyas casas se esparcen a cielo abierto en el corazón de las Orcadas.

La energía de Eday no proviene únicamente del viento sino también del mar. Cuando contemplo sus olas implacables veo en la distancia el rastro amarillo del generador de Scotrenewables que aprovecha la energía de las mareas y que es el mayor del mundo. Junto con otros prototipos de sistemas de energía marina, el European Marine Energy Centre (Centro Europeo de Energía Marina), lo está poniendo a prueba desde el año 2003. Como ocurre con el aerogenerador comunitario, la energía de las mareas se transforma en hidrógeno en la modesta subestación de ladrillo a mi lado, en la costa.

El almacenamiento de energía en forma de hidrógeno es cada vez más acuciante ya que las islas generan un exceso de electricidad y la red eléctrica inteligente se resiente por sobrecarga. Sin contar con los cables eléctricos que se derriten en sus extremos, existe el problema de apagado de los aerogeneradores comunitarios, es decir hay “restricciones”, lo cual disminuye los ingresos de la isla. Un futuro electrificado en el que los habitantes locales producen un exceso de energía renovable y deben almacenarla por si la necesitan en un momento dado.

El mar altament energètic de les Òrcades | © Neil Ford

El mar altamente energético de las Orcadas | © Neil Ford

Desde la playa de arena y algas de Eday, con un mar verde que escupe con furia la espuma hacia el cielo, constato el enorme poder de este paraje. Su energía no es invisible ni una fuerza misteriosa que brota de los enchufes de las paredes. En esta energía de futuro se sabe de dónde proviene la electricidad que consumes. El paisaje terrestre y el marítimo se palpan, y uno vive inmerso, interconectado. Cuando visitamos la escuela primaria, los alumnos nos dibujaron las máquinas para almacenar energía que alimentaba un generador activado por la marea, algo icónico para ellos y que conocían tan bien como el Sol. Aquí, en este futuro, cuando enchufas algo, sabes a qué te conectas, conoces la infraestructura del otro lado de la pared, te resulta familiar.

Por este motivo, el Reconstrained Design Group estábamos aquí. Queríamos colaborar con aquellos isleños expertos en energía, que entendían perfectamente la necesidad de almacenarla y que, mediante su proyecto con hidrógeno, ya lo estaban llevando a cabo. Su deseo era ir más allá. No existía nadie mejor con quien construir el nuevo sistema de almacenamiento de energía a la sazón capaz de inspirar a otros a hacer lo propio.

Nos quedamos allí una semana y entendimos el significado de lo que representa vivir el día a día proyectado al futuro energético. Y nos convertimos en parte de aquel futuro.

Llegar a Eday fue el primer contratiempo. El laboratorio de energía marina está situado allí porque su mar tiene “mucha energía”, y eso no lo dice una base de datos sino que se trata de una experiencia palpable en todos los sentidos y que lleva a cancelar algunos servicios de ferry. En el puerto, cara al viento, contemplando el mar blanco, constatamos que los humanos somos capaces de plantearnos viajes a Marte pero, en cambio, a veces no podemos navegar unos pocos kilómetros si arrecia el mal tiempo. Tuvimos que viajar en el primer ferry de la mañana siguiente y llegamos a la hora del crepúsculo, bajo un cielo estrellado.

Nuestro primer contacto con la infraestructura energética de la isla fue el microaerogenerador que había en la entrada de nuestro hostal y que hacía funcionar el sistema de calefacción. Sabíamos que tendríamos la habitación calentita, mientras por la ventana veíamos cómo el viento soplaba con fuerza y allanaba esa hierba tan crecida de la isla.

El Reconstrained Design Group construint la Newton Machine d’Eday | © Julian Hanna

El Reconstrained Design Group construyendo la Newton Machine de Eday | © Julian Hanna

Habíamos legado «con lo puesto», por decirlo así. Nuestro diseño era el de una máquina de almacenaje de energía local para ser construida con gente y recursos del lugar, para que los isleños utilizaran sus herramientas, trabajaran con los residuos locales usando la fuerza de su entorno inmediato. En este caso, decidimos utilizar la fuerza de la gravedad, puesto que nos había funcionado tan bien en la vertiginosa Madeira, donde habíamos desarrollado la Newton Machine. Pero hay muchas maneras de acumular la energía potencial aprovechando el paisaje, además de la altura. Ahora solo nos quedaba encontrar residuos locales.

En las Orcadas, los residuos son una fuerza y un recurso en sí mismas. Incluso tienes una palabra específica para designarlos: bruck, que puede referirse tanto a los restos que se pueden encontrar en la playa como a los objetos olvidados para siempre en un armario. El bruck no es un residuo inservible, sino que todavía se le puede encontrar una segunda vida útil en el futuro. En las Orcadas, como pasa en muchas islas, se rigen por el principio de «atarlo todo con una cuerda (o con lo que sea que tengas a mano)». En Eday nos aventuramos por iglesias antiguas, entre máquinas de escribir y excrementos de paloma, abrimos un armario donde apareció una campana de bronce de un barco, desguazamos coches abandonados descubrimos piezas de un submarino y otras maravillas en algún que otro almacén… El bruck añadió valor a nuestro proyecto. Aprendimos que, en caso de necesitar algo, solo teníamos que hacer un par de llamadas y en seguida acudía alguien que lo tenía y que estaba cerca.

Y esto me hace recordar otra energía esencial en las islas: la generosidad. La benevolencia era uno de los pilares que sostenían aquel lugar. Se metió de lleno en nuestro proyecto como una cálida nube de electrones. La gente fue apareciendo con sus herramientas y se pasaron horas construyendo la máquina, algunos nos traían té y galletas para que aguantáramos el ritmo, otros llevaron un tractor o una furgoneta, y la imprescindible moto, que luego desmontamos totalmente, nos la dieron con una sonrisa en la boca. Alguien encontró un teclado electrónico y lo donó al proyecto. Estábamos conectados a esa red y en seguida entendimos que cuando te conectas a una red, pasas a ser parte integrante de ella y eso te transforma para siempre. Nuestro proyecto había dejado de ser una Newton Machine para ser la Newton Machine de Eday, hecha con Eday: hecha en Eday.

Esmolant la Newton Machine d’Eday | © Aaron Watson

Trabajando con el esmeril angular en la Newton Machine de Eday | © Aaron Watson

Nosotros, y me refiero a nuestro equipo y a los habitantes de la isla, construimos y pusimos en marcha la Newton Machine de Eday en una semana. Y el éxito conseguido demuestra que el futuro energético está vivo, aquí, en los confines de Europa.

Los isleños no esperan que nadie les vaya a solucionar los problemas energéticos que tienen o que les abastezcan de una electricidad más sostenible. Son autosuficientes. Tienen que serlo. Han reconfigurado su infraestructura eléctrica a través de los materiales que tenían al alcance y una dosis importante de buena voluntad. Quizás las islas no tengan muchos recursos económicos (por ejemplo la escasez de combustible es un problema grave), pero tienen otro tipo de recursos: el viento, las olas y el bruck. Y nos demuestran todo aquello que la «integración creativa» de materiales locales usados, del paisaje y de las relaciones sociales puede hacer para crear un futuro energético. Su infraestructura energética incluye a la gente y al entorno: es social, técnica, ambiental y perdurable.

Aquí no se habla del fin del mundo. En cambio, bromean diciendo que, si llegara el Apocalipsis, Eday, con toda su energía, sería el sitio ideal donde vivir. Este rincón del mundo rebosante de energía no es solamente un lugar donde sobrevivir al futuro, sino que es un sitio donde prosperar. ¡Espero veros allí algún día!

Agradecimientos

Nuestros socios del proyecto son Andy Stennett y Clive Brookes de Eday Renewable Energy, y Mark Hull de Community Energy Scotland. Nos sentimos en deuda con toda la gente de Eday que colaboraron en la creación de la Newton Machine de Eday y que son demasiados para poder citar todos sus nombres). Nuestro más sincero agradecimiento a todas las personas que ayudaron a hacerlo realidad.

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