Artistas en el laboratorio

¿Por qué usar un término a priori científico para designar un lugar de creación artística y qué significado tiene la existencia de esos espacios?

Fragmento de la imagen. Bernardo Bertolucci, Jean-Luc Godard y Pier Paolo Pasolini en una reunión para la película Amore e rabbia, 1969 | © Reporters Associati -  Roma.

Fragmento de la imagen. Bernardo Bertolucci, Jean-Luc Godard y Pier Paolo Pasolini en una reunión para la película Amore e rabbia, 1969 | © Reporters Associati –  Roma.

Solemos recordar a Pier Paolo Pasolini por su filmografía, pero cuando se dio a conocer su primera película, Accattone, en 1961, ya había publicado numerosas poesías, dos novelas muy aclamadas, había colaborado extensamente con varias publicaciones culturales y literarias, y se había consolidado como uno de los escritores más importantes de Italia. Como gran artista polifacético, su incursión en el mundo del cine no le impidió seguir dedicándose a la poesía, la escenografía, la escritura y la dirección teatral, constituyéndose como uno de los intelectuales más importantes de la postguerra italiana, uno de los referentes fundamentales de la convulsa cultura europea de finales del siglo XX.

«¿Por qué crear una obra cuando es tan bonito soñarla en paz?», dice Pasolini en el último fotograma del Decamerón, vestido con un delantal. En los años sesenta el visionario artista ya hablaba de su espacio de trabajo usando de forma recurrente y con una clara significación la palabra «laboratorio». Hoy en día, esta palabra muy a menudo se utiliza para designar espacios y propuestas centradas en la investigación, la experimentación y la innovación.

En una primera aproximación al término «laboratorio», lo primero que viene en mente es la terminología científica. ¿Por qué usar un término a priori científico para designar un lugar de creación artística y qué significado tiene la existencia de esos espacios?

En busca de los orígenes de esta palabra encontramos que en latín laboratorium significa el lugar de trabajo y que el verbo laborare significa trabajar, poner en valor, cultivar. Así, el término «laboratorio», durante el siglo xviii, definía el taller del pintor, escultor o grabador, pero también en general cualquier local en el que se elaboraba algo con las manos.

Hoy en día, el empleo de este término se ha ampliado hasta campos muy diversos: laboratorio fotográfico, laboratorio de lenguas, laboratorio cinematográfico, laboratorio artístico, laboratorio cultural, etc. Incluso, más recientemente encontramos que ha habido una proliferación de departamentos y nuevos espacios bajo esta denominación: Medialab, Hacklab, Crealab, ArtScience Lab, etc.

Grupos de trebajo del Taller I+C+i: Proyector Culturales 2.0 / Foto: Miquel Taverna.

Grupos de trebajo del Taller I+C+i: Proyector Culturales 2.0 / Foto: Miquel Taverna.

Encontramos cada vez más que la creación artística y la investigación tecnológica, que antes constituían campos más bien separados, son inseparables de toda innovación. El creciente número de proyectos artísticos con relación a las tecnologías informáticas y multimedia pone en evidencia la necesidad de esas colaboraciones pluridisciplinares. Animados por instituciones culturales y ciertos actores económicos, estos nuevos modelos de convergencia se acompañan de la creación de nuevas estructuras explícitamente dedicadas al acercamiento entre arte, ciencia y tecnología. Se trata, pues, de organizar la relación en un sentido de aprendizaje recíproco y de una producción multicéntrica.

Este contexto de «investigación de creación» en arte y tecnología incita al trabajo colaborativo e interdisciplinar entre artistas y científicos, en que las competencias se fusionan y las fronteras entre obra de arte, invención tecnológica e innovación comercial se reducen. Así pues, encontramos que dos criterios esenciales de esta investigación-creación son el trabajo en equipos interdisciplinares y el imperativo de un programa de investigación transversal en varias obras o proyectos artísticos.

Siguiendo con el análisis de los rasgos comunes de estos espacios que llamamos laboratorios, vemos que pueden deducirse de ello algunas características comunes más (cuya importancia y prioridad varían de un espacio a otro): la educación, la innovación, la utilidad social y el contacto con el público.

Estos espacios, en calidad de laboratorios experimentales y colectivos de artistas, ofrecen espacio para la investigación, la experimentación y la creación artística. Pero no se limitan a ser un simple lugar de trabajo, sino que pueden ser fuente de información, o prestar ayuda a la producción y al aprendizaje. Algunos son concebidos como terreno de innovación, plataformas que crean condiciones favorables para la fusión entre arte y otras disciplinas en la creación de un proyecto. Otros laboratorios proponen una participación al público que se convierte de algún modo en colaborador en experiencias diversas que proponen participación e interactividad. De hecho, la relación con el (futuro) público es una pieza esencial dentro del proceso artístico. Por otro lado, el arte y la ciencia siempre han estado vinculados a la realidad y a la problemática social, a pesar de su diferente aproximación. Diferentes laboratorios estudian su propio impacto en la vida cotidiana y su rol en la sociedad.

De todos modos, es difícil dar una definición precisa de la actividad de los laboratorios por la diversidad de sus objetivos (investigación, formación, producción artística, exposición, acción social y humanitaria, etc.).

En los años sesenta, Pasolini dentro de su laboratorio llevaba a cabo la aplicación principal de esa actitud inventiva multidisciplinar a través de la escritura y la reescritura, restauraciones, recopilaciones de indicios, resúmenes, notas, bosquejos, listas de títulos, guiones, críticas, proyectos de futuras obras… Implicaciones diversas que llevaba a cabo de forma simultánea y en relación constante.

Como ya hacía el pluridisciplinar Pasolini, los laboratorios propician este contexto de convergencia cruzando artes, medios de comunicación, tecnología, e incluso ideas políticas y económicas. Una investigación-creación que implica una profunda transformación del trabajo de artista y de la finalidad de la creación artística.

Desde Pasolini hasta los actuales laboratorios, ¿cuáles son las innovaciones que siguen vigentes? ¿Cuál es ese gran potencial de cambio?

Desde el CCCB Lab presentamos  un especial I+C+i «Pasolini en el laboratorio», donde se explotará la idea de artista en el laboratorio que planteaba Pasolini y se pondrá encima de la mesa el debate que este concepto suscita actualmente.

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