Elogio de la brevedad

Una exploración de las micronarrativas audiovisuales utilizadas en el ámbito cultural que no superan los tres minutos de duración.

Un niño observa una película a través de un mutoscopio en los salones recreativos de la feria del condado de Imperial Valley. El Centro, California, 1942

Un niño observa una película a través de un mutoscopio en los salones recreativos de la feria del condado de Imperial Valley. El Centro, California, 1942 | Russell Lee, Library of Congress | Dominio público

Iniciamos una serie de artículos que se proponen explorar el panorama de las narrativas audiovisuales, para intentar comprender cómo funcionan los formatos más atractivos y accesibles para los nuevos públicos virtuales. Esta primera entrega se ocupa de piezas audiovisuales que no superan los tres minutos de duración.

Los formatos audiovisuales destinados a la web comparten iconografía con los medios tradicionales y evolucionan sobre las características intrínsecas de los soportes digitales. Podemos encontrar desde una fotografía, un pin, un GIF, un meme, hasta una infografía o una animación, pasando también por formatos más televisivos o cinematográficos como el tráiler, la cabecera o la preview. Hay también reminiscencias del género periodístico como la entrevista, el diálogo, el adelanto o la crónica.

Si comenzamos nuestro análisis desde los bits de información, tomamos las imágenes como elemento fundamental. La pieza audiovisual más sencilla nos permite transmitir mensajes cortos, ilustrar ideas complejas y acompañar al texto escrito. Desde el Blog Lab hace tiempo que se utilizan fotografías vintage en Creative Commons, cuya doble función es introducir visualmente los posts, y apostar por una práctica de cultura abierta y distribuida.

Trasladando la mirada a la secuencia de imágenes, observamos los GIF y el efecto que están teniendo en las redes. Su estética desenfadada, el sentido del humor y su hipnótico flujo inmersivo lo convierten en un recurso de potente atractivo visual, fácil acceso y gran circulación. La TATE Modern demuestra un brillante uso realizando montajes de su colección con un amplio grado de recepción y viralidad. El objetivo de esta iniciativa fue aumentar la participación de una audiencia joven, digitalmente comprometida, que no estuviera familiarizada con el museo. La propuesta responde a un concepto definido por Marie Laure-Rya que critica la concepción elitista de cultura, llevando las narrativas digitales desde los polos hacia las zonas templadas, es decir, dirigiéndose a un público objetivo más amplio y heterogéneo.

Los GIF pueden considerarse también como una herramienta de confluencia entre la institución y los públicos. Pueden utilizarse para descubrir el espacio del museo, animar obras como la Venus de Milo, o incluso recorrer distintos paisajes en un loop de obra propia. Su uso está tan extendido que diariamente aparecen animaciones generadas por los prosumers sobre la cotidianidad de las visitas a las exposiciones.

Otro recurso aún por explorar son los memes. Pocas instituciones se han atrevido a utilizarlos, aunque Lucy Redoglia, encargada de social media en Los Angeles County Museum of Art (LACMA) no duda en lanzar este tipo de publicaciones desde la cuenta Snapchat del museo. El objetivo es nuevamente llevar el arte clásico a un público joven, utilizando un lenguaje que conecte con los adolescentes. La combinación de pinturas renacentistas con frases de total actualidad como «Bad Hair Day» o «I’m sexy and I know it» se traduce en «me gustas» garantizados; tanto es así que algunas de sus publicaciones han alcanzado las 60.000 visualizaciones en un sólo día.

«Framentos», de Marcos Prior. Basado en la conferencia «Mi experiencia en la comunicación cultural» de Ernesto Castro.

«Framentos», de Marcos Prior. Basado en la conferencia «Mi experiencia en la comunicación cultural» de Ernesto Castro.

Retomando el hilo temporal de los formatos breves, si lo que se desea es avanzar información puede recurrirse a los microvídeos informativos (<1). El tráiler, por ejemplo, sirve como pieza introductoria que genera expectativas de cara al estreno de un nuevo capítulo. ART21 lo utiliza en su presentación de artistas, combinando ritmo, planos estéticos, texto sobreimpreso y una banda sonora envolvente. La Tate emplea ese mismo estilo sintético en su canal Instagram, donde publica vídeos de artistas internacionales.

Siguiendo los ejemplos anteriores, cabe tener en cuenta que centrarse en la estetización visual supone sus riesgos. Los vídeos no pueden reducirse a un montaje de imágenes más o menos sugerentes, es importante aportar valor y transmitir ideas, evitando avasallar con información de fuerte componente marketiniano. Como hemos visto hasta ahora, los contenidos a la manera de Meet the artist son un ejemplo atractivo para ambas partes, gustan al público y generan confianza en el museo al trabajar de manera adecuada la información que emiten. La visita al estudio, la descripción del método de trabajo o algunos apuntes sobre la trayectoria profesional de los artistas son formas recurrentes de provocar interés. Esta aproximación es igualmente válida para vídeos de mayor duración, aunque en ese caso puede ser más complicado mantener la atención de la audiencia.

Siguiendo con las píldoras informativas, podemos observar la cabecera del Festival de Cine FILMADRID, cuyo objetivo es desplazar al público virtual de las pantallas a las salas de cine; se trata de un intento de salvar la distancia física a través de la estrategia en redes. ¿Cómo conseguirlo? El vídeo es un collage de colores, tramas y tonos, un montaje simple que funciona utilizando pocos recursos: el logo en forma de viñetas e imágenes de las películas que se proyectan en esa misma edición. La música vuelve a ser aquí un elemento importante, marca el ritmo y genera expectativas.

En un nivel de comunicación más bidireccional, el Festival Internacional de Cine de Buenos Aires (FIDBA) organiza un concurso de vídeo participativo acompañado por el hashtag #larealidadesmás. La idea es animar a los espectadores a crear breves registros documentales que son recopilados por el festival en su canal YouTube. Esta propuesta sirve para promocionar la nueva edición, despierta las redes en momentos de menor actividad y activa al público de cara a la inauguración del festival; también puede ser utilizada para poner atención sobre otros temas.

Avanzando en la duración temporal, encontramos los vídeos cortos (<3 minutos). Un buen ejemplo nos lo ofrece Playground Magazine, que utiliza un formato de pantalla 1:1, montaje picado, texto sobreimpreso e imágenes que desplazan u omiten el sonido. Se trata de vídeos que están hechos para ser consumidos haciendo scroll en Facebook, su emplazamiento predilecto. Generan un efecto hipnótico al reproducirse automáticamente ante espectadores que contemplan atentos la sucesión de imágenes en movimiento. El tiempo que los espectadores invierten en la visualización es limitado, pocas veces quieren ser interrumpidos en su zapping personal con vídeos largos, algo a tener en cuenta a la hora de subir los vídeos a la red social. La clave de la viralidad de Playground reside en dominar los cortes, saber aprovechar la coyuntura y hacerse eco de las noticias más comentadas en las redes.

De modo similar, El pressentiment, el grupo barcelonés de pensamiento filosófico-político, trabaja también sobre formatos cortos. Su idea es crear conciencia política a través de la utilización de un lenguaje audiovisual que sacuda directamente las ideas. Además de sus características imágenes gráficas, han comenzado también a explorar el vídeo, tomando el concepto como elemento central sobre el cual construir la idea narrativa.

Fragmento de la video instalación «Ever is Over All» de Pipilotti Rist (1997) | El Pressentiment, Microvídeos

Volviendo a la actividad del museo, con frecuencia se trabaja la retransmisión en línea de los actos presenciales, y en ese caso el material grabado tiene varias salidas posibles. Si se quiere generar interés sobre una charla o una conferencia, es posible que surja la duda de si el texto íntegro es realmente relevante. Lo primero que se debe decidir es si el mensaje que se quiere publicar será emitido en YouTube, Instagram, Facebook, Twitter o se trata de un archivo para la web, y después se decidirá la forma final. La serie TateShots, que publica vídeos en YouTube, lleva a cabo una serie de propuestas de corte y confección. Recurre a la animación tipográfica para subrayar las ideas clave de una charla con Grayson Perry o utiliza el formato vox pop, para rescatar frases de algunos visitantes del museo cuyas impresiones describen la obra expuesta de Man Ray y su relación con Lee Miller.

Volviendo a la gestión de los diferentes públicos del museo, el Metropolitan Museum of Art (Met) trabaja su comunicación con el público infantil (7-12 años) desde el blog digital #MetKids. La idea es difundir vídeos informativos y de entretenimiento que muestren el museo desde el punto de vista de los niños como un espacio interesante y divertido. Están hechos desde una visión cercana y positiva del arte, muestran las actividades organizadas durante las visitas y permiten a los niños de todo el mundo descubrir la colección del Met Museum. Hay tutoriales de creación, historias animadas sobre las obras expuestas o diálogos con los expertos acerca de las curiosidades del museo.

Si en cambio interesa dar a conocer la inauguración de una exposición, se puede optar por la creación de un vídeo promocional. Recalcar la información práctica no impide trabajar también connotaciones de tipo curatorial. La propuesta del Met con El alma de Diane Arbus es clara y concisa. Ante la imposibilidad de entrevistar a la artista, el conservador del archivo fotográfico explica el punto de vista de Arbus y la relación con los vecinos de Nueva York que se deriva de su práctica fotográfica.

Si se quiere trabajar una línea narrativa coherente, hay que determinar la función de cada pieza en la matriz interconectada de contenidos web. Cada publicación viene acompañada por otras que la preceden y que la siguen en una elaboración planificada del discurso. Actualmente los vídeos breves funcionan a modo de preview, circulan en las redes sociales, despiertan interés y atraen al público hacia el repositorio más amplio que supone la propia web. Se trata de entender la comunicación como un todo, sirviéndose tanto del contenido fuente como de los recursos satélite que amplifiquen esa misma información.

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  • Antonio Sorní | 07 diciembre 2016

  • Administrador | 09 diciembre 2016

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